El viaje del alma

El alma no tiene raza, no tiene religión, solo conoce el Amor y la Compasión.
Todos somos seres divinos, hace miles de años que lo sabemos, pero nos hemos olvidado y,
para volver a casa tenemos que recordar el camino. BRIAN WEISS




martes, 28 de junio de 2011

Poder

       Yo digo muchas veces que dentro de nosotros está la sabiduría, el conocimiento y el poder. Y no sé si siempre ha quedado suficientemente claro, sobre todo cuando digo “poder”.
      Porque puede entenderse como el poder de este mundo físico. Ese poder que nos hace desear ser las personas más importantes y más influyente del mundo.
     Pero no es ese poder. Porque ese poder es una enfermedad, es la peor enfermedad que padece el ser humano en el mundo entero, y desgraciadamente, todos los sistemas educativos, todas las culturas, todas las sociedades, e incluso todas las religiones fomentan esa enfermedad.
     Pocas son las personas que no están empeñadas en conseguir el poder, pero ese afán de poder sólo surge de un vacío en el interior de la persona.
     Ese poder es limitado, es reducido, es enfermizo. El poder siempre se ejerce sobre alguien. Y la sola idea de ejercer poder sobre los demás significa arrebatarles su dignidad, destruir su individualidad, obligarles a ser esclavos. Queremos tener el poder en el trabajo, en la amistad, en la relación, en la familia, etc.

     Este mundo está dominado por personas que en realidad son inferiores, pero que intentan ocultar su inferioridad con alguna clase de poder, mejor dicho con cualquier clase de poder, cualquier poder es bueno para ellos. Y se han inventado muchas formulas. Y como no todo el mundo puede ser presidente, dividen la tierra en estados, y los estados en estados más pequeñitos, y estos en otros más pequeñitos y así sucesivamente, para que muchas personas puedan ser presidentes, ministros, consejeros. Y los que no pueden llegar ahí ejercen el poder sobre las personas que tienen a su alcance.
     Hay otro poder mucho más auténtico: Un poder que no tiene nada que ver con el dominio sobre los demás. El verdadero poder no tiene nada que ver con nadie, ni tan siquiera necesita que nadie lo vea.
     Es verdadera independencia, es lo que lleva a la esencia del ser, a ese lugar desde el que nace a borbotones la vida a cada momento, y no sé si es correcto llamarle poder a este poder.

     Debería de llamarse paz, amor, compasión
     La persona sin deseo de poder es una persona satisfecha, feliz, tranquila, contenta con lo que es. Todo su ser expresa una gratitud hacia la existencia, no tiene nada que pedir, está satisfecha. Todo lo que tiene se lo han dado sin haberlo pedido. Es un regalo de la Naturaleza.
     La única manera de liberarse del absurdo deseo de dominar es internarse en el vacío. Hay que utilizar toda la energía para no torturarte o ser violentos con uno mismo, que es de donde nace la pasión por la dominación y por el poder. Hay que entrar en la nada.
      Y en esa nada se encontrará la fuente de la vida eterna, porque desaparecerá ese complejo de inferioridad que hace comparar permanentemente unas personas con otras personas e intentar dominarlas.
     Únicamente el cambio y la transformación interior proporciona la paz. De esa paz brotará el amor, la sabiduría, la creatividad. Para eso hay que ir variando el rumbo de los pensamientos al silencio, de la mente a la meditación.

     Y nada más entrar en contacto con el ser interior, se desvanece todo deseo de dinero y de poder. No existe comparación posible, porque se encuentra la divinidad dentro de la persona, y entonces, ¿qué más se puede desear?
     Los que tienen poder en este mundo físico, también han de entrar en contacto con su ser interior para ejercer ese poder desde su divinidad. Porque siempre tendrá que haber un presidente, un capataz, una madre, un profesor. Por eso se ha de limpiar su inconsciente, para que ejerzan el poder desde su interior de luz, para que ejerzan el poder desde su alma, para que ejerzan el poder desde el amor.

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