El viaje del alma

El alma no tiene raza, no tiene religión, solo conoce el Amor y la Compasión.
Todos somos seres divinos, hace miles de años que lo sabemos, pero nos hemos olvidado y,
para volver a casa tenemos que recordar el camino. BRIAN WEISS




domingo, 24 de junio de 2012

Nuestra misión


El tiempo transcurre, la vida va pasando. Vemos como van desapareciendo nuestros seres queridos: primero los abuelos, después los padres y, sin darnos cuenta, nos encontramos en primera línea para dejar la vida.
Hemos visto pasar los inviernos, uno tras otro, hemos visto caer las hojas de los árboles. En nuestros primeros inviernos, siendo niños, corríamos por las rutas de la vida ansiosos por crecer, y después, ya crecidos, nuestros hijos nos tomaros el relevo.
Pero según vamos creciendo, hasta envejecer un día, hay cosas que permanecen inmutables: el Sol que nos alumbra cada día, la Naturaleza inmutable en su mismo cambio según las estaciones y, nuestro trabajo sagrado y grandioso en la Tierra.
Lo triste, es que muchos de los que crecen, envejecen y mueren, lo hacen sin tan siquiera plantearse, ni una sola vez en su vida, que es lo que están haciendo aquí. De la misma manera que no se cuestionan que el Sol salga cada día.
Pero se lo planteen o no, la vida es una escuela en donde cada uno de nosotros aprende y practica las lecciones correspondientes a su nivel de estudio, a su nivel de evolución. Y en nuestro libre albedrío podemos hacer la vida que queramos, Dios nos lo permite, nos permite adecuar nuestro aprendizaje. Somos libres para vivir nuestra vida, somos libres para practicar las lecciones o darle satisfacción al cuerpo físico, somos libres para ser felices o para sufrir, somos libres para sentirnos culpables o para amar, somos libres para perdonar o para odiar.
Es posible que no tengamos la capacidad de plantearnos de dónde venimos, que es lo que hacemos en la Tierra, o donde vamos cuando dejamos el cuerpo. Es posible que no sepamos que estamos aquí para hacer un trabajo, y no nos planteemos ni una sola vez cual será nuestra misión. Pero lo que si tenemos, es la voz de la conciencia, y esa vocecita interior la tenemos todos, y además, no se calla, y nos va diciendo lo que está bien y lo que está mal. Es cierto que algunos consiguen acallarla, pero hasta que lo consiguen tienen que sentir su martilleo incesante dentro de ellos.
No es necesario saber nada de chakras, ni de energía, ni de Maestros, ni de espiritualidad, ni de meditación, ni de cosas parecidas, para aprobar el curso de la vida, para evolucionar a un nivel superior de conciencia, para crecer o para acercarse a Dios.
 Lo único que es necesario es escuchar la voz de la conciencia. Ella nos va a guiar por los vericuetos de la vida, siempre orientándonos hacia el Amor y hacia la Bondad. Porque el Amor y la Bondad es la meta a la que tenemos que llegar todos al finalizar nuestro tiempo en la materia.
Podemos no sabemos cuál es nuestra misión, de hecho no la sabemos “casi” ninguno, pero si actuamos con Amor y Bondad estamos tomando un atajo seguro, un atajo que nos va a ayudar a convalidar el resto de asignaturas desconocidas para la mayoría de nosotros.
Dios es Amor, por lo tanto actuar con Amor, es actuar con Dios, es hacerse su aliado para transitar por la vida. ¿Existe un aliado mejor?

No hay comentarios:

Publicar un comentario