El viaje del alma

El alma no tiene raza, no tiene religión, solo conoce el Amor y la Compasión.
Todos somos seres divinos, hace miles de años que lo sabemos, pero nos hemos olvidado y,
para volver a casa tenemos que recordar el camino. BRIAN WEISS




sábado, 20 de septiembre de 2014

Necesitamos la mente


            Para todo en la vida física necesitamos la mente, ya que es el recurso más importante que tenemos. Pero no solo es necesaria para la vida física, es imprescindible para la salud emocional y espiritual.
Tenemos una mente concreta que realiza los procesos básicos del pensamiento: Observación, comparación, relación, clasificación. La mente es el testigo invisible, la mente es el observador interesado.
      También tenemos una mente práctica que es la que realiza procesos no tan básicos de pensamiento, ya que ella la que relaciona las causas con los efectos y los medios con los fines. Es la base de la inteligencia.
 
      Y disponemos de una mente abstracta que es la que realiza los procesos de reflexión consciente, pues accede a sus propias representaciones y las modifica. La razón es la facultad superior de conocimiento.
La mente ordena, ansía, impulsa e insiste en el esfuerzo y en la acción. La mente activa el ojo, el oído, la lengua, la nariz y cada órgano de percepción y de acción. La mente causa el renacimiento, la victoria y la liberación de los seres. Con la mente se consigue la iluminación, y con la mente los iluminados pueden conseguir la ascensión.
Necesitamos a la mente para almacenar la ira, el odio, el miedo y la preocupación. Necesitamos a la mente para mantener nuestras creencias. Necesitamos a la mente para ser felices.
La mente enferma al cuerpo físico y ella misma lo sana. La mente hace que la persona esté alegre y animosa, y a su vez hace que entristezca. La mente hace que se establezcan hábitos nocivos, pero es ella la que consigue que se eliminen esos hábitos.
La mente es causa de desgracias y alegrías. Cualquier proceso comienza en la mente.
Cuando decimos que “hay que detener la vorágine de la mente”, lo hemos de hacer a través de la propia mente. Es de ella de donde va a surgir el impulso y la fuerza para propiciar su silencio. La mente debe fagocitarse a sí misma para facilitar su silencio, y además ha de ser consciente del proceso de su pérdida de poder y del otorgamiento del poder al corazón.
 

No hay comentarios:

Publicar un comentario