El viaje del alma

El alma no tiene raza, no tiene religión, solo conoce el Amor y la Compasión.
Todos somos seres divinos, hace miles de años que lo sabemos, pero nos hemos olvidado y,
para volver a casa tenemos que recordar el camino. BRIAN WEISS




sábado, 7 de noviembre de 2015

Saber como soy


“Yo soy lo que quiero ser”.
¿Es cierto?, me asombra saber
que soy así porque es lo que yo quiero.
Yo no quiero ser eso.
Hari Krishan Singh

Si realmente te interesa saber cómo amas o saber cómo eres, puedes preguntar a los que te rodean. Ellos dan en el clavo seguro. Nosotros lo tenemos difícil para saber cómo somos porque, según leí en algún sitio que no recuerdo, solo alcanzamos a ver nuestra sombra.

Otra manera de saber cómo somos y cuáles son nuestras debilidades y nuestras fortalezas es observar como tratamos a los demás. Es difícil juzgar o criticar algo que no se conoce, por lo tanto cada juicio que hacemos de otros, cada critica con la que les obsequiamos, cada consejo gratuito que regalamos, es una demostración de que conocemos en carne propia ese hábito, ese vicio, esa mala acción, sabemos incluso como salir de eso que juzgamos negativo, por eso aconsejamos, aunque no se siga el propio consejo, ya lo dice el refrán: “Es más fácil predicar que dar trigo”.

El problema estriba en que somos incapaces de seguir nuestro propio consejo, e incluso nos sentiríamos muy molestos si alguien se atreviera a juzgarnos como lo hacemos nosotros.

¿Por qué será?, ¿Somos diferentes, o nos parece a nosotros?, ¿Nos creemos mejores?, pues no. Somos exactamente iguales, ni mejores ni peores. Bueno, exactamente iguales tampoco somos: Somos iguales en esencia, ya que nuestra parte divina es la misma, pero difiere la conciencia. No puede ser igual de consciente el ego de un alma que se encuentra en su tercera vida que el de otra que se encuentra en la vida quinientas treinta y seis. Se supone que el ego del alma que recién se está incorporando a la vida tiene un nivel de conciencia inferior, que aun se encuentra lejos de Dios y del resto de almas, pero curiosamente, aunque resulte paradójico, estos egos se creen el ombligo del mundo.


Según se crece en conciencia, aumenta el Amor, aumenta la conexión con el resto de almas, aumenta el acercamiento a Dios, aumenta la comprensión, la tolerancia y el silencio. Según se crece en conciencia se sabe que de nada valen los consejos, porque nadie cambia hasta que no lo decide la propia persona y cuando eso sucede, si necesita ayuda o consejo ya se encarga de solicitarlo. Normalmente quien más habla, juzgando, criticando, aconsejando, es quien menos sabe y quien más debería de callar. Los que saben callan porque entienden que no sirve de nada la palabra y dedican su silencio a bendecir en su interior a los que hablan para que algún día escuchen su propia ignorancia. Los que saben callan y actúan, porque saben que el ejemplo es la mejor enseñanza, como dijo Albert Einstein “Dar ejemplo no es la principal manera de influir sobre los demás, es la única manera”.  

Así que recuerda que todo lo que ves en quien está delante, es lo que tu eres visto en otro cuerpo, es tu propio reflejo.


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