El viaje del alma

El alma no tiene raza, no tiene religión, solo conoce el Amor y la Compasión.
Todos somos seres divinos, hace miles de años que lo sabemos, pero nos hemos olvidado y,
para volver a casa tenemos que recordar el camino. BRIAN WEISS




lunes, 30 de noviembre de 2015

Una nueva palabra: Electino


La vida es “Electino”, es elección y es destino.
Hari Krishan Singh.

            Si decimos que todo en la vida es elección, estamos en lo correcto. Antes de nacer el alma programa con total libertad lo que va a ser su vida en la materia. Por lo tanto ha sido su elección.
            Si decimos que todo en la vida es destino, también estamos en lo correcto. Una vez en la vida el ego no recuerda absolutamente nada, sin embargo la programación se va cumpliendo. Es decir ese ego está marcado por la programación de su alma, que a este lado de la vida bien se puede denominar destino.
            Si decimos que la vida está repartida entre elección y destino, también estamos en lo correcto. Es cierto que se cumple la elección programada. Es cierto que al no recordar para el ego es destino. Pero también es cierto que sus reacciones ante los distintos acontecimientos de la vida son fruto de su propia libertad, de su libre albedrío. Por lo tanto nueva elección.
            Son muy pocos, poquísimos, los afortunados que pueden vivir, más o menos parcialmente desde el alma. Aunque realmente no es cuestión de fortuna, es cuestión de trabajo, es cuestión de trabajar para recordar quienes somos.


            La programación del alma, las elecciones que esta hace a través de su programación no tienen más objetivo que  llevarnos a la única, a la auténtica, a la verdadera realidad de que somos hijos de Dios, que de Él venimos, y a Él vamos. Y vamos a ir todos, ninguno se va a quedar en el camino. Esta es la elección del alma.
Y esta elección es a la vez nuestro destino. El punto de partida es Dios, el destino también es Dios. Y entre la salida y la meta podemos divagar todo lo que queramos, nadie nos lo impide, solo estamos retrasando nuestra propia grandeza. Esta divagación es otra nueva elección, esta divagación es nuestro propio albedrío, que nos mantiene atados al sueño, a la ilusión, a la quimera de creer que somos un cuerpo.
 Y como creemos que somos un cuerpo, nos condenamos, con nuestra propia elección a vivir atados al cuerpo, a vivir atados a nuestra cuenta corriente, a vivir atados a nuestras fantasías, a vivir atados a nuestra intolerancia, a vivir atados a nuestra discriminación, a vivir atados a nuestro miedo, a vivir atados a nuestro orgullo, a vivir atados a nuestra imagen, a juzgar a todo lo que se mueve, a criticar a todo lo que pasa por nuestro punto de mira. Y todo esto significa seguir separados de Dios.
Lo mejor no es preguntar si la vida es lección o es destino, lo mejor es vivir la vida, viendo a Dios en todo, viendo a Dios en todos. Decía Yogui Bhajan que si no puedes ver a Dios en todo, entonces no puedes ver a Dios.


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