El viaje del alma

El alma no tiene raza, no tiene religión, solo conoce el Amor y la Compasión.
Todos somos seres divinos, hace miles de años que lo sabemos, pero nos hemos olvidado y,
para volver a casa tenemos que recordar el camino. BRIAN WEISS




Mostrando entradas con la etiqueta Oración. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Oración. Mostrar todas las entradas

miércoles, 28 de septiembre de 2022

Seres de oscuridad

 




                               Lunes 26 de septiembre 2022

 

Es la entrega número 13 del diario y les ha tocado el fatídico número a los señores de la oscuridad. 

¿Quiénes son los seres de oscuridad?

La Biblia dice que Dios creó un espíritu poderoso, inteligente y hermoso, que era el jefe entre los ángeles. Su nombre Lucifer, que significa “el que brilla”. Pero Lucifer, también, tenía libre albedrío y podía hacer sus propias elecciones.

La belleza, sabiduría y poder de Lucifer, que eran los atributos creados en él por Dios, le llevaron al orgullo. Su orgullo condujo a su rebelión, pero nunca perdió ninguno de sus poderes y habilidades. Desde su rebelión está dirigiendo una revuelta cósmica contra su Creador. Su estrategia es reclutar a la humanidad para que se unan a él, tentándoles para independizarse de Dios y desafiarle.

Y la mejor manera de hacerlo es evitando que los seres humanos eleven su vibración y no hay nada mejor que el miedo para que eso no ocurra.

El miedo tiene una frecuencia de vibración larga y lenta, activando solo ciertos puntos de nuestra cadena de ADN, mientras que el amor tiene una frecuencia alta y muy rápida, impactando en muchos más puntos y, por ende, extrayendo mayor energía y potencial de nuestro ADN.

La pandemia generada por el Covid hace que toda la humanidad esté vibrando en la frecuencia de la incertidumbre, la desesperanza, la angustia y el miedo, situaciones que debilitan el sistema inmunitario disminuyendo las defensas, creando así un caldo de cultivo óptimo para la proliferación, no solo del virus sino, de todo tipo de enfermedades tanto físicas como mentales. El miedo, en concreto, tiene la misma vibración que los virus. Por lo tanto, no hay mejor caldo de cultivo para los virus que el miedo.

Todos los seres humanos que, en la actualidad, estamos encarnados, estábamos al corriente, antes de venir a la vida, de que la pandemia podía ocurrir y elegimos estar a este lado de la vida, en este momento histórico, por múltiples razones: Unos para crecer con el sufrimiento, otros para aprender a liberarse del miedo y otros para reforzar su amor y ayudar, en todo lo que puedan, a sus hermanos.

Y, de la misma manera que hay muchos seres, cercanos a la Luz, encarnados en la actualidad, también, hay encarnados muchos seres de oscuridad que, además, ocupan puestos muy importantes en las estructuras económicas, de poder y de mando de la Tierra.

Estamos inmersos en una guerra, sin cuartel, en la que las armas son el miedo y la individualidad. Nos han aislado, nos han hecho temerosos a los unos de los otros y nos han hecho perder la conciencia de unidad. Nuestra vibración ha bajado en picado, estamos perdiendo la conciencia colectiva, (la poca que teníamos), de que todos somos lo mismo. Los seres de la oscuridad parece que están ganando la batalla, pero no van a ganar la guerra porque somos muchas las personas que, de manera consciente o no, estamos trabajando para mantener la vibración, mediante la oración, la meditación y la ayuda al prójimo. La Tierra va a seguir su proceso.

Hace tiempo que se ha descubierto, científicamente, el poder de la oración y de la meditación.

Los estudios han demostrado que la oración es un medicamento poderosísimo, ya que no solo regula todos los procesos del organismo humano, sino que, también, repara la estructura de la conciencia. 

Sin lugar a dudas, la influencia de la oración en nuestras acciones y conductas, es muy grande en sentido positivo, hasta tal punto que, las personas que tienen el hábito de orar, viven con más paz interior y manifiestan una gran serenidad.

Rezar es hablar con Dios. Es dirigir el corazón hacia él.

A través de la energía generada con la oración se puede alcanzar la armonía y la unión del cuerpo, la mente y el alma, que es lo que otorga a la frágil constitución humana una fortaleza invencible

Por supuesto, en la oración, no importa la religión. La oración nos pone en contacto con el Ser Supremo, nuestro Padre, Creador de todas las cosas.

Mañana seguiré con el otro medicamento: la meditación.

lunes, 31 de octubre de 2016

A Dios rogando......

       Es ante la adversidad cuando nos acordamos de Dios. Es entonces cuando recordamos que en su Magnificencia todo lo puede, y levantando los ojos al cielo le hacemos un resumen de nuestra temporal miseria, rogándole que solucione nuestros problemas, o si no tenemos suficiente confianza con Él, acudimos a algunos de los Maestros, Ángeles o Santos, según nuestra particular devoción, pidiendo que interceda por nosotros.

             Está bien. Es bueno que nos acordemos de Dios o de algunos de Sus ayudantes en algún momento, y es normal que eso sea en esos momentos de impotencia, de infortunio, de rabia o de incomprensión, en los que el sufrimiento y el dolor hacen mella en nuestros corazones.

         Pero también sería bueno recordar que no es necesario que le pongamos al día de nuestro dolor, porque Él está al corriente de ese dolor. Como tampoco es necesario que le pidamos aquello que creemos que va a solucionar nuestra desgracia, porque también es conocedor de ese punto.




         Dios sabe todo de todos en todo momento.

      Los seres humanos, sin embargo, no sabemos nada de Dios. En realidad no solo no sabemos nada de Dios, sino que tampoco sabemos nada de nosotros mismos, ni de lo que estamos haciendo en la vida, ni de lo que significan la vida y la muerte, no sabemos casi nada de nada. Lo cual es normal, de Dios solo nos han enseñado un cuento en el que destaca por encima de todo lo duro que puede ser con todos nosotros si no cumplimos los preceptos que nuestros enseñantes consideran prioritarios, abocándonos irremisiblemente a recibir los castigos más terroríficos en caso de cometer, lo que ellos consideran pecado, dependiendo de cuál sea su devota inclinación.

         Ante la presentación que nos hacen de Dios parece lógico y normal que tratemos de vivir a escondidas y a espaldas de Dios, así puede que no se entere de nuestras malas acciones y nos ahorremos algún castigo, ¡pobres infelices! Y también es lógico y normal que ante la impotencia de nuestras propias miserias tratemos de agarrarnos a un clavo ardiendo si fuera necesario, para solucionar lo que consideramos nuestros problemas. Y en este caso el clavo ardiendo puede ser Dios, porque aunque le tengamos olvidado y vivamos a espaldas Suyas casi siempre, a lo mejor, es su misericordia, alivia nuestras penas.

         Pero para desgracia nuestra parece que no escucha nuestras suplicas, ya que los problemas no se solucionan y, a veces, hasta parece que se agrandan. No somos conscientes de que Dios ya nos da, aunque desgraciadamente para nuestro pensar no lo que queremos, sino, afortunadamente para nuestra alma lo que necesitamos.

Continuará...............


martes, 13 de mayo de 2014

Adictos al sufrimiento


            Solamente hay que observar cómo se desenvuelve el ser humano en sociedad, solo hay que observar cuáles son sus conversaciones, cuáles son sus comentarios y cuáles sus carencias, para determinar, sin temor a equivocarnos, que el ser humano es adicto al sufrimiento, adicto al dolor, adicto a la pena, a la tristeza y al miedo, de la misma manera que se puede ser adicto a las drogas, a la nicotina, a la comida o al alcohol.
            Y de la misma manera que para liberarse de la opresión de las adicciones físicas se ha de hacer un sobreesfuerzo, y puede que incluso internarse en una clínica de desintoxicación, para liberarse de las adicciones emocionales se ha de realizar, también un ejercicio de voluntad intenso, se ha de realizar un ejercicio de aceptación de la realidad de la vida, se ha de tener el convencimiento de que solamente con el dolor es imposible, no solo ser feliz, sino que es imposible hacer felices a los demás; se ha de cambiar la creencia de que la felicidad es algo que nos llega del exterior como un regalo, sino que es un estado interior al que se llega por propia voluntad, sin tener en cuenta “el qué dirán”, sin esperar nada de nadie.
 
            No podemos liberarnos del sufrimiento por el mero hecho de pensar: “Desde mañana no voy a sufrir y voy a ser feliz”, porque el hábito de sufrir, hábito que padecemos desde que tenemos uso de razón, o casi mejor desde la cuna, es una enseñanza tan arraigada en nosotros, que deshacerse de ella es casi como ser infiel al amor de nuestros progenitores, que son, los que con su ejemplo, ¡nefasto ejemplo de sufrimiento!, nos han inculcado que es, no solo normal, sino casi un deber, sufrir con el padecimiento de los demás, y sobre todo con el padecimiento de los que nos quieren.
            Liberarse del sufrimiento, puede incluso ser mal visto por la sociedad, o parecer que el que no sufre se ha deshumanizado. Nada más lejos de la realidad. No sufrir no quiere decir que no exista la compasión, no sufrir no quiere decir que haya desaparecido la ternura, no sufrir no quiere decir que no se sea misericordioso, no sufrir no quiere decir que no se llegue a dar incluso la vida por ayudar y servir a los demás. No sufrir es todo lo contrario, es sentir compasión, es actuar tiernamente, es ser misericordioso, es ayudar, es amar, y todo eso sin esperar nada a cambio.
            El sufrimiento es un desgaste inútil de energía, energía que se podría utilizar para ayudar al que se encuentra enfermo y al necesitado.
            El ser humano es energía densa en su cuerpo y energía más volátil a su alrededor. Cada emoción, cada sentimiento, es energía. El sufrimiento también lo es, y esa energía de sufrimiento que nos envuelve es lo primero que perciben, de manera inconsciente, todas las personas que entran en contacto con el sufridor.
Imagina que estás sufriendo por la enfermedad de un familiar allegado al que estás cuidando. Lo primero que el familiar percibe es el sufrimiento del otro, con lo cual su propio sufrimiento se acrecienta. El cuidador no solo no da el ciento por ciento, sino que está incrementando el padecimiento del enfermo.
No es necesario bailar una jota, ni cantar el último éxito del momento. Solo hay que actuar con serenidad, serenidad que desaparece con la ansiedad que el sufrimiento genera.
La clínica de desintoxicación del sufrimiento está en ti, está en tu interior, está en tu corazón. Y la puerta que lleva a tu corazón es la meditación y la oración sincera.

miércoles, 19 de marzo de 2014

Si, soy un hijo de Dios, ¿Y qué?


            Ya sabemos que somos el alma, ya sabemos que somos seres divinos, ya sabemos que somos a imagen y semejanza de Dios: es normal, somos Sus hijos, ya sabemos que todos nuestros sufrimientos tienen un principio único: nuestro pensamiento, ya conocemos la ley de la atracción, por la que somos conscientes de que atraemos aquello que permanece en nuestra mente: enfermedad, pobreza, dolor, sufrimiento, alegría, salud, etc.; ya sabemos que somos inmortales, ya sabemos que la vida es una escuela a la que asistimos para aprender, para crecer, para evolucionar, para aprender a amar; ya conocemos la ley del karma: sencillamente recibimos aquello que damos; ya sabemos que la alegría, la paz, la felicidad, y el mismo Dios se encuentran buscando en nuestro interior; ya sabemos que es dando como recibimos, ya sabemos que el apego y el deseo son el principio del sufrimiento, ya sabemos que todos somos hermanos, ya conocemos los beneficios de la oración, de la meditación y del silencio; ya sabemos que el amor, el perdón y la bendición son las energías más poderosas del Universo, ya sabemos que somos lo que pensamos, porque la energía siempre sigue al pensamiento; y seguramente sabemos muchas cosas más de las que ahora no recuerdo.
            ¿Y qué?
            ¿De qué nos vale tener todo ese conocimiento?, ¿Acaso somos felices?, ¿Vivimos alegres y en paz?, ¿Sentimos a Dios en nosotros?, ¿Nuestra prioridad es servir a nuestros hermanos?, ¿Amamos a todo y a todos por igual?, ¿Amamos, cuidamos y respetamos el Planeta?, ¿Amamos, cuidamos y respetamos nuestro cuerpo?, ¿Hemos dejado de lado el juicio, la crítica, el egoísmo, el orgullo, la impaciencia, el miedo, el estrés?, ¿Actuamos a sabiendas de que todo está bien, de que todo es correcto, de que todo es como debe ser?, ¿Hemos olvidado las mentiras o las medias verdades?, ¿Hemos incorporado la meditación y la oración a nuestra vida?, ¿Ya trabajamos para controlar el pensamiento?
¿Verdad que no?
Todo ese conocimiento no deja de ser algo mental, no integrado en nosotros, y que para lo único que nos sirve es para hablar sobre ello, a veces, solo para deslumbrar a nuestro interlocutor. Aunque también es cierto, esto es lo bueno, que nos puede servir como acicate para conseguirlo.
Si todo esto nos lo enseñaran de pequeñitos con el mismo empeño que ponen los educadores para enseñarnos, por ejemplo, la tabla de multiplicar, arraigaría en nosotros y viviríamos desde ese conocimiento. Pero no es así. Lo aprendemos solos, de mayores, y la integración es una tarea harto difícil.  
La dificultad en la integración estriba en que hemos de mantener la atención y la concentración en nosotros, en nuestros pensamientos, en nuestras emociones, en nuestros sentimientos, y en la sociedad de hoy, en la que todo está diseñado para la distracción necesitamos para comenzar el trabajo de una cualidad añadida: la voluntad. No olvidemos que la voluntad es la facultad de decidir y ordenar la propia conducta.
Una buena manera de empezar a trabajar para la integración de todo el conocimiento en nosotros, sería intentar mantener a Dios en nuestro pensamiento, no como en la actualidad, que sólo nos acordamos de Él cuando aparece algún problema en nuestra vida, sino haciendo lo contrario: dándole gracias de manera permanente por despertar, gracias por el sol que asoma por la ventana o por la lluvia que moja la calle, gracias por la salud o por la enseñanza que conlleva la enfermedad, gracias, en suma por la vida. Y así, poco a poco iremos desterrando de nuestra mente los pensamientos que nos atan al miedo, al dolor, a la incertidumbre, al deseo, al sufrimiento, a la tristeza, para revertirlos en amor, en alegría, en paz, porque estos son, junto a otros muchos, atributos de la Gracia Divina con la que queremos comenzar a convivir.

lunes, 4 de junio de 2012

Acercarse a Dios


            En la Tierra se dan las condiciones necesarias para que todos sus habitantes sean felices y vivan en la abundancia. Y, entonces, ¿Por qué los seres humanos no son felices?, ¿Por qué existe la miseria?
El que los seres humanos no sean felices, sólo es causa de su ignorancia, ignorancia que es como un velo que le impide conocer su verdadera identidad, su auténtica naturaleza y sus propias capacidades. La ignorancia limita al ser humano a lo finito, a la materia, a su cuerpo, y todo lo que desea: el amor, la salud, la riqueza, etc., lo hace a través de lo que conoce, su finitud.
La razón de la miseria, no es más que el egoísmo humano, que también es fruto de la misma ignorancia. La Tierra proporciona los suficientes productos para el sustento de todos los que la habitan, e incluso con el montaje social, en el que para todo es necesario el dinero, también se dispone del necesario para proporcionar vivienda, vestido, salud, enseñanza y alimento a toda la población humana; pero esos recursos monetarios en vez de ser utilizados para la preservación de una vida digna, se utilizan para la destrucción de la misma vida.
¿Cuál sería la solución? Es fácil, el abandono de la ignorancia y la recuperación del conocimiento de lo que el ser humano es, la recuperación de la divinidad, la recuperación de la comunión con Dios. Quien se acerca a Dios, ya no siente que los que le rodean sean diferentes a él.
El ser humano común es como una marioneta, movido por los hilos de sus deseos, de sus creencias, de sus hábitos, de sus emociones, de sus pasiones; y todos esos hilos le hacen moverse al capricho de esas tendencias. ¡Pobre ser humano! que vive en la ignorancia, manteniendo prisionera a su alma, inmóvil por tantas ataduras, amordazada por la coraza de la que se ha provisto el corazón para no ver el sufrimiento ajeno. Este hombre común limita sus intereses a sí mismo y a las cosas materiales que le rodean.
Se han de romper las ataduras para acercarse y encontrar a Dios, ya que el ser humano que encuentra a Dios se identifica con el mundo entero. Dios ha conferido a todos los seres el poder para romper esas ataduras. Pero para usar ese poder se ha de utilizar la voluntad, (otro bien escaso en la generalidad humana), para trabajar en la expansión de la conciencia, y pasar así de la finitud de la materia a la infinidad del Universo, a la infinidad de Dios.
Meditación, oración y/o silencio, son las herramientas que permiten al ser humano la expansión de su conciencia y acceder a la llave que abra la coraza de su corazón, para penetrar en él y en el de todas las criaturas.
El ser humano es infinito, no tiene limitaciones. Las limitaciones que cree tener sólo son ilusiones, como su misma vida, un sueño. Sólo ha de despertar y a partir de ahí, el ser humano se torna libre, es ser humano es feliz.   

martes, 11 de octubre de 2011

Come. reza, ama

            Hoy he vuelto a ver esta película por segunda vez y todo lo que ha fluido después  ha sido un estado de paz y felicidad.

Recuerdo cuando la vi por primera vez, en el cine, en Europa, mientras vivía una vida que ahora me queda  lejana. Entonces todavía creía que, lo que le ocurría a la protagonista eran cosas que apenas sucedían  en la realidad y si era el caso, sólo les pasaba a personas muy especiales y, sobretodo muy, muy valientes.
            Recuerdo muy bien aquel estado de plenitud que parecía inundarme por unos días tras leer un determinado libro o ver  una película o un reportaje de alguien especial. Una  sensación de plenitud y de fe que me hacía soñar y decirme a mi misma ¿Por qué no? ¿Por qué no puede ser posible? Pero apenas era una ilusión efímera que en pocas horas o días se desvanecía al observar  la corriente de mi vida y sintiéndome atrapada en mil y una obligaciones cotidianas. Sólo, de vez en cuando volvía a mi mente el recuerdo de aquel sueño y suspiraba.
Bien pues, hoy, poco más de un año después todas aquellas sensaciones, sueños e ideales que tenía son una realidad que va más allá de cualquier ficción imaginada o creada. Hoy soy la protagonista de la película de mi vida y ya no necesito un libro o una película para soñar, porque hoy,  actúo, siento,  amo y obro en mi vida. Y ese milagro del que estoy hablando es el mío, ahora y aquí, pero también es el tuyo ahora y aquí. En lo que sea que estés haciendo, que estés pensando, que estés viviendo,  tu eres el único y especial protagonista de tu vida.
Quizá tu también hayas visto esta u otra película parecida o leído cualquier libro que te ha hecho suspirar, soñar, creer en “algo” y hasta llorar, ya sabes de lo que estoy hablando. De hecho, todos  alguna vez, sino muchas, compartimos con nuestros  amigos, conocidos y/o nuestra familia lo que nos ha hecho sentir una película y a veces el sueño se hace colectivo. La pena es que a menudo, de una tarde compartida hablando de lo que sentimos, dedicamos un tiempo corto a soñar y demasiado a pisar nuestros propios sueños y el de quiénes tenemos enfrente. Y nos apoyamos en esa tarea como si el hecho de dejar de soñar nos hiciera más auténticos o más realistas.
Que sepas que yo, como tantos, estuve muchos años haciendo lo mismo que tú, hasta decir basta. Y no te creas que seamos muy diferentes. Para nada. Realmente   la única diferencia, hasta hoy, entre tú y yo no es la valentía ni ser más o menos especial. No. La única diferencia es que en una de tantas oportunidades que nos da la vida, un día me atreví a creer que todo era posible. Que era digna de amar y ser amada, digna de sentir por mi misma y no a través de la vida de nadie. Digna de decir sí al abismo de lo desconocido que, en mi interior, ya moraba desde hacía tanto tiempo y me hacía soñar que todo era posible. Sólo fue un entregarme a mi propia vida de manera absoluta, sin reservas, con la certeza que nunca estamos solos.  Y aún una cosa más, tal y como reza una frase de esta película: Muchas veces perder el equilibrio por amor es parte de vivir una vida con equilibrio." Medítalo en tu silencio.
Hoy pues el mensaje de la película ha tenido un eco diferente. Ya no he sentido la vida como un sueño imposible, ya no me he quedado suspirando sabiendo que luego todo “volverá a la normalidad”, ya no ha despertado en mí  una sed impaciente que nos lleva a buscar la felicidad en el lugar equivocado.  Hoy, el mensaje, ha sido la constatación interior que todos estamos en el mismo camino, que todos somos protagonistas de nuestra vida en este planeta, que todos somos únicos y especiales con una misión que cumplir. Y que da  igual cual sea esa misión (cuidar a nuestro padres, a nuestro hijos, buscar trabajo, estudiar, etc.) pues es la tuya. Dependerá sólo de cómo la realices que se convierta en única y especial para continuar abriéndote las puertas de tu felicidad permanentemente.   
Me quedo con uno de los fragmentos finales de ésta película:
“Una fuerza de la naturaleza que se rige por leyes tan reales como la ley de la gravedad. La regla de la física de la búsqueda viene a decir algo así: Si tienes el valor de dejar atrás todo lo que te protege y te consuela, lo cual puede ser cualquier cosa como tu casa o viejos rencores, y embarcarte en un viaje en búsqueda de la verdad, ya sea hacia lo interior o lo exterior, y si estás dispuesto a que todo lo que te pase en ese viaje te ilumine, y si aceptas como tu maestro a todo el que te encuentres en el camino, y si estás preparado sobre todo a afrontar y a perdonar algunas de las realidades muy duras de ti mismo, entonces la verdad no te será negada”.
Entrada publicada por Elisenda Julve.  


sábado, 13 de agosto de 2011

Humildad & Soberbia (Santa Rosa de Lima)


            Deseo de aparentar, de ser admirados y conocidos, amor propio, orgullo, deseo de reconocimiento. ¿Dónde dirías que queda aquello que dijo Jesús: “Quien se humilla será ensalzado”? Todas, o casi todas las personas tienen una especie de necesidad de hacer algo grande, de alcanzar un ideal, algo superior, algo que haga hablar a los demás de ellos.
            Se puede alcanzar algo grande, o pequeño, y se puede conseguir con soberbia o con humildad.
            No merece la pena hablar de la soberbia. Los soberbios y orgullosos, lo son tanto, que ni tan siquiera son capaces de reconocerlo, no se conocen a sí mismos. Será cuando reconozcan que esa faceta, es una parte muy importante de su pobreza y su debilidad de carácter, cuando den comienzo a la maduración y construcción de este. Será cuando empiecen a rectificar y a vivir más humildemente, cuando reciban el reconocimiento, cuando ya no lo busquen.
           Sí prefiero hablar de la humildad. Porque ser humilde no es negar las propias cualidades, ni dejar de aspirar a realizar algo grande, ni hablar mal de uno mismo, o fingir defectos que no se tienen. Es sencillamente, tener un conocimiento cabal de uno mismo, conocer tanto los defectos como las virtudes, y no alardear de ninguno de ellos. El humilde ve las cosas como son, lo bueno como bueno, lo malo como malo. En la medida en que una persona es más humilde crece una visión más correcta de la realidad. Ser humilde es acercarse a la Verdad, porque es acercarse a Dios.
            Una buena manera para vivir en humildad, es dejar de compararse con los hombres, y compararse con los Santos, o con el mismo Dios. Ahí es donde se aprecia la infinita pequeñez de la que disfrutamos los humanos. Ahí es de donde nace el verdadero afán de superación, el afán de llegar más lejos en la vida espiritual, dejando, sin más importancia que la que realmente tiene, la vida terrenal, que desgraciadamente se rige, en la actualidad, por lo que podríamos denominar “intercambio interesado”: Yo te quiero para que me quieras, yo te doy para que me des, para que me lo agradezcas, para que dependas de mí, para tener poder sobre ti.
            He llegado aquí leyendo la biografía de Santa Rosa de Lima, nacida humilde y hermosa, llegando a ser muy culta, entregó su vida, para remediar las enfermedades y miserias de quienes iban a buscarla, creyendo ciegamente en su virtud y santidad. Murió con treinta y un años y en tan corta edad, ya era considerada una santa en vida. Hizo caso omiso a cualquier beneficio terrenal, porque sólo deseaba alcanzar la Unión con Dios. Vivió una vida de servicio, oración y penitencia. Lejos, muy lejos de las vidas que vivimos hoy.
            No es necesario flagelarse, ni vivir una vida de aflicción para acercarse a la santidad, o si no te gusta la palabra santidad, cámbiala por evolución, o crecimiento, o madurez, o felicidad, o paz interior, o iluminación. Pero si es necesario el trabajo en uno/ mismo/a, con humildad, con la misma humildad con la vivió Santa Rosa de Lima. Es necesaria la unión en esta vida terrenal con la naturaleza y con el resto de seres humanos, para alcanzar la Unión con Dios, que es nuestra única y verdadera finalidad.
            Sintiendo la energía de la casa donde vivió tan magnífica mujer, sentía que mi alma iba a escapar de la cárcel del cuerpo, ya que era incapaz de contener tanta paz y tanto amor como se respiraba en el lugar, y pensaba que ojala todos los mortales pudieran sentir por un instante la fuerza del alma y la desidentificación del cuerpo, ya que así antepondrían el trabajo espiritual y la humildad, al afán de conseguir bienes terrenales. Ojala supieran los mortales cual es la verdadera vara con la que son medidas nuestros avances y cualidades.
            Quiero terminar, con la mayor humildad, con un himno dedicado a Santa Rosa:
Cuando, Señor, en quieta lontananza
Se encienden los fulgores de este día,
No dejes avivar nuestra esperanza,
Atiende al corazón que en ti confía. 

Van a pasar por manos laboriosas
Los granos de un rosario de ilusiones,
Acógelas, Señor, que son hermosas,
Amor y don de nuestros corazones. 

Mujer llena de Dios, oh Santa Rosa,
Vivir para el Señor, para el Amado,
Fue el ansia de tu amor, gracia divina,
Llevada de Su fuerza y de Su mano.

No olvides los que vamos de camino
Siguiendo en el desierto tus pisadas,
Aboga ante el Señor favor divino,
Seguir como seguiste sus llamadas. 

Proclamen nuestros labios la grandeza
Del Padre que en el Hijo nos dio gozo,
Y, siendo nuestra herencia la pobreza,
Nos colma de su amor el Fuego Santo.

martes, 14 de junio de 2011

Meditación con Kuan Yin

           Kuan Yin es  la Bodhisattva de la Compasión y es venerada por los budistas de Asia del Este. También se la conoce como la Bodhisattva china de la Compasión. El nombre Kuan Yin significa "la que oye el llanto del mundo".

Es comúnmente aceptado que la figura de Kuan Yinn es la homóloga femenina de Avalokitesvara. En Occidente suele ser conocida como la "Diosa de la Misericordia", que es su cualidad más destacada. En la mitología taoista, donde se dan otras historias sobre su origen que no están directamente relacionadas con Avalokiteśvara, es conocida como  Ci Hang Zhen Ren y es reverenciada y considerada inmortal.

Kuan Yin ha hecho voto de no entrar en los reinos celestiales hasta que todos los seres vivientes hayan completado su proceso de iluminación y se liberen del ciclo de nacimiento, muerte y reencarnación.

En la devoción popular, Kuan Yin rescata a quienes acudan a ella en momentos de dificultad, sobre todo ante los peligros producidos por el agua, el fuego o las armas. La Bodhisattva comprende los sentimientos de temor y responde a las peticiones de ayuda con su compasión. Como Madre Misericordiosa, oye las peticiones de quienes desean tener hijos.

Meditación con Kuan Yin
Sentados con la espalda recta

Respira suave y pausado, con calma y tranquilidad, permitiendo que salga toda la tensión de ti con la exhalación.
Tienes una gran sensación de paz y serenidad invadiendo todo tu ser.

Lleva la mano izquierda a tu corazón………
Tienes un gran sentimiento de amor…………

Deja que ese amor crezca y se manifieste en tu corazón……… en tu cuerpo………. Y en tu alma……….
En el centro de tu corazón tienes un Templo Sagrado………. Sólo tú tienes acceso a él………….. y ese templo es tu refugio indestructible……….

Es un buen sitio para que recojas tu mente cada día, de esa manera mantienes el camino de tu vida abierto y libre de formas de pensamiento dañinas…..
El Templo de tu corazón es luminoso, como un sol radiante…………….. En él se encuentran la gloria y el poder………. Como un pequeño universo, acogedor………. Bañado por una luz entre celeste, lila y dorada.

Si permaneces en silencio escucharás una melodía tranquila y celestial.
En el centro de ese templo hay una llama encendida, de color violeta…….

Luminosa………. Y vas a entrar dentro de esa llama………. No hay ningún peligro, es la llama del amor………… descansa ahí un momento…………….
………………….

Y observa ahora como esa llama se transforma en una cascada de agua purísima de color violeta, que va limpiando todos tus apegos………. Tus rencores………. Tus gestos negativos………. Todo lo que no te gusta de ti………. Y Perdónate………. Perdónate todo………. Perdónate por todo………..
Sal de la cascada………. Vuelve a visualizar la llama………. Y deja que entre en ella la persona a la que quisieras enviar tu perdón definitivo…… tu armonía…… tu paz……. Tu amor……..
Desde el mismo centro de la llama, en tu corazón sale un rayo de luz de amor…… hacia la persona que has colocado en la llama…….

Esa luz llega al corazón de la persona………. Y puedes ver su respuesta…….. Sientes su agradecimiento……….. Sientes su felicidad………. Sientes una liberación, en los dos, de soledades………. de tristezas……….. de rencores.
Sientes que el amor y la misericordia son muy bien recibidos………. Y te son devueltos a ti multiplicados………..

Entonces se produce una sanación de energía………. Porque la energía de amor que sale de tu corazón creó la luz sanadora más potente que existe……….
Es La fuerza de la luz y el amor que ilumina todas las almas……….

Nunca deja de iluminar………. Y es bien recibida por todos……..
Puedes sentir como una corriente de retorno llega a ti…….. Es una ley inquebrantable e infalible……… siempre recibes lo que estás enviando.

Deja que se desvanezca la imagen de la persona que habías colocado en la llama………..
Mantén tu silencio interior sintiendo esa llama en el centro de tu templo, en tu corazón……..

Ofrece ahora tus momentos de amargura a la llama violeta……… como una ofrenda de tolerancia……… y permite que se quemen……….. Hazlos polvo con esa llama de color violeta………. Todo gesto de desagrado……… de fastidio o de intolerancia……….. Debe ser purificado también a través del Perdón……….
Y según se van purificando tus emociones sientes que esa llama la Chispa Divina que habita en ti………… y te otorga la felicidad……….. la paz……….. la serenidad………..

Y empiezas a ver como una figura luminosa aparece en el resplandeciente Centro de tu templo………
Es la Virgen María…………

Has logrado que ella misma esté presente en el Templo de tu Corazón, y te regala sus bendiciones:
Repite en silencio dentro de ti:

Que la Paz de Dios sea sobre mi hogar.
Que el Amor de Dios sea en mi Corazón.

Que la Luz de Dios sea en mi Alma.
Que la Sabiduría de Dios sea en mi mente.
Que la virtud y la pureza de Dios sea en mis sentimientos.

Que la Fuerza y la Vitalidad de Dios sea entre los miembros de mi familia
Que la Salud y Bienestar de Dios sean manifiestos en mi cuerpo.

Que la Gracia de Dios sea en mi adoración.
Que los Talentos e Ingenios de Dios sean manifiestos a través de mis sentidos.

Así cada día:
            Mi fe será perfecta.

Mi voluntad será perfecta.
            Mi palabra será perfecta.

Mi acción será perfecta.
            Mis medios de existencia perfectos.

Mi memoria será perfecta.
            Mi meditación será perfecta.

Yo Soy   Yo Soy   Yo Soy
Y por siempre, la Virgen María quedará en el Templo de tu Corazón.

-          Mantente en meditación sintiendo ese amor todo el tiempo que te apetezca.
      -          Y antes de dar por concluida tu meditación, acuérdate de agradecer la ayuda que has recibido de Dios, de la Virgen María, los Maestros, de tus guías, de los ángeles.

-          Y  termina respirando más profundamente alargando la inspiración.


miércoles, 9 de marzo de 2011

Meditación para el fluir de la vida

            Para la mente no existe ninguna diferencia entre lo que está sucediendo en el momento presente y los pensamientos que se manifiestan en la mente, todo es presente para la mente.
            Esta es la base de nuestro sufrimiento y de nuestro dolor. Ante cualquier acontecimiento doloroso se manifiesta sufrimiento. Pero ese acontecimiento tiene lugar en un momento determinado. En el siguiente momento ya no existe razón para el sufrimiento, el suceso ya pasó y la persona se enfrenta a un nuevo momento, que ya no tiene por qué ser doloroso; sin embargo, la persona sigue con su dolor, con independencia de lo que esté sucediendo en su vida después de aquel acontecimiento doloroso. Y todo eso es porque mantiene el evento en su mente, y su mente no sabe distinguir la realidad de la ficción, por lo que las emociones siguen siendo las de dolor de aquel suceso pasado. Además del sufrimiento que eso produce, la persona está dejando de vivir todo lo que acontece en cada momento, ya que su mente no está pendiente del momento, está perdida en la ficción, está perdida en el recuerdo, no vive, sólo recuerda.
            ¿Cuánto dura ese recuerdo?, depende…….., depende de la intensidad con que la persona elija, de manera inconsciente……., claro, mantenerse en el dolor, mantenerse en el recuerdo. Pero por mucho que la persona elija mantenerse en ese dolor, llegará un momento en el que el pensamiento empezará a suavizarse, y lógicamente también empezará a suavizarse el dolor. Para unas personas ese tiempo puede ser una semana y para otras años, todo dependerá de su carácter. Un carácter débil podrá mantener el dolor casi una vida, y otra con un carácter no tan débil mantendrá el recuerdo un tiempo casi imperceptible, y por lo tanto el dolor será de corta duración.
            En cualquiera de los dos casos, pronto o tarde, llegará un día en que el pensamiento será muy liviano y el dolor imperceptible. Para eso este trabajo, que no meditación. Se trata de aprender a dominar la mente para que no vuelva una y otra vez al recuerdo del suceso doloroso.
Ahora bien, hay acontecimientos en la vida que se mantienen realmente en el tiempo. Aquí no es necesario que la mente rememore el recuerdo, porque siempre es realidad. El trabajo en este caso difiere del anterior. El trabajo personal es “aceptación” y llevar a la mente la pregunta: Con mi sufrimiento ¿consigo que cambie la situación? La respuesta es clara. El sufrimiento de una persona no varía ni un ápice ninguna situación, y mientras se mantiene ese dolor, la capacidad de hacer, de pensar y de toma de decisiones de la persona, merma de manera ostensible. 
Además se ha de tener en cuenta que todo es energía. El dolor y el sufrimiento también lo es, y esa energía, aunque de manera inconsciente, se percibe en su entorno y afecta de manera negativa, por lo que si el sufrimiento se debe a cualquier circunstancia de otra persona cercana, esta percibe ese dolor, y a su problema se añade el dolor que percibe.
Trabajo para el fluir de la vida
-          Siéntate en tu espacio de meditación.
-          Los ojos cerrados.
-          Las manos apoyadas en los muslos con las palmas hacia arriba.
-          Empieza a ser consciente de la respiración.
-          Respira por la nariz, y lleva la respiración abajo, al abdomen.
-          En las primeras respiraciones alarga de manera consciente la exhalación, y con cada exhalación, permite que se vaya relajando tu cuerpo, permite que vayan saliendo todas las tensiones.
-          Siente como la respiración cada vez es más lenta y el cuerpo está más relajado.
-          Pide ayuda: A Dios, a los Maestros, a tus guías, a los ángeles.
-          Trae a la mente el acontecimiento objeto de sufrimiento. (Tanto si ha sido un suceso aislado, como si es un suceso que se mantiene en el tiempo).
-          Obsérvalo desde el punto en el que te encuentras, sólo respirando y el cuerpo completamente relajado.
-          Mantén el suceso en la mente, sin permitir que esta se vaya y divague.
-          Y después, repite en silencio dentro de ti: Ha sido, (en el caso del evento aislado), o es, (en el caso de que ese suceso se mantenga en el tiempo), la voluntad de Dios. Todos los sucesos son eslabones del Plan Divino. Todos los sucesos son experiencias y aprendizaje para mi alma. Acepto la situación…….., (puedes mencionarla), Dios en su misericordia y con Su Poder y Sabiduría sabe que es lo mejor para mí en cada momento. Acepto la situación y ofrezco mi sufrimiento. Gracias Señor”.
-          Sigue hasta que sientas que tu emoción se dulcifica.
-           En el caso del acontecimiento aislado, proyéctate al futuro para ver tu vida después de un tiempo, un tiempo en el que sientas que tu vida sigue su ritmo a pesar del suceso.
-          Permanece el tiempo que te apetezca sintiendo como el fluir de la vida no se detiene, y que volver atrás y rememorar los acontecimientos solo es debido a la mente.
-          Cuando te apetezca sal de la meditación, pero antes da las gracias: A Dios, a los Maestros y a tus guías por la ayuda recibida
-          Y empieza a  respirar más profundamente alargando la inhalación.

Repite el trabajo varios días, hasta que te sientas bien.

 

sábado, 19 de febrero de 2011

Paz interior

¿Cómo definir la paz interior?, podríamos decir que la paz interior es el bienestar emocional, o esa tranquilidad, tranquilidad profunda que llega cuando el ser humano logra desconectarse de la batalla que mantiene consigo mismo, la batalla que el ser humano mantiene con su mente. La paz interior llega cuando el ser humano se aparta mental, emocional y físicamente de lo que podríamos denominar “el pensamiento social”: el qué dirán, el afán de juicio y de crítica, culpar a todos de los errores propios, el deber de….., el miedo al futuro, lamentarse por el pasado, la envidia, etc., etc., etc. La paz interior llega con el conocimiento de que todo está bien, la paz interior llega con la comprensión  de que Dios lo tiene todo bajo control, aunque parezca que el mundo está a punto de explotar
Alcanzar la paz interior supera toda comprensión, de la misma manera que supera toda comprensión la felicidad y el Amor. Es imposible para el ser humano que vive bajo “el pensamiento social”, alcanzar la paz interior, la felicidad y el Amor, y ni tan siquiera comprender que pueda existir. Es necesario separarse de ese pensamiento social, dejar ir las preocupaciones, el miedo, el estrés, etc., para llegar a la paz interior y adquirir, entonces, conciencia de lo hermosa que es la vida, y de las incontables maravillas que nos ofrece.
¿Cuál es el camino para conseguir la paz interior?: Los caminos que te van a llevar a conseguir la paz interior: es vivir en el momento presente, es el silencio interior, es la meditación y es la oración. Recorrer cualquiera de estos caminos, ayudan a trasladar la atención al momento presente y ayudan al control de la mente. Te vuelven a traer a casa y te ayudan a soltar las preocupaciones y estar consciente de la presencia divina; son una manera excelente de desarrollar la conciencia y madurar el carácter, que son las puertas de la paz interior. No conocemos otro medio más eficaz para conseguir la paz interior. Destinar un rato cada día a esta actividad será el mejor de los remedios para todos los males que acechan al ser humano.
Al iniciar cualquiera de estos caminos vas a ser consciente de tus batallas internas, de tus debilidades, de cómo te culpabilizas por lo que crees que son tus errores, de cómo culpabilizas a los demás, del resentimiento por tus debilidades, de tu falta de voluntad para alcanzar la felicidad, de tus juicios y de tus críticas,
Sentir por primera vez el gozo que produce en el cuerpo, la mente y el alma, la paz interior, es una invitación a su continua búsqueda por encima de cualquier otra sensación terrenal que puede interponerse en esa búsqueda.
Pero, la mente y el cuerpo son débiles, y aunque puedas sentir ese principio de paz interior, puedes volver a las preocupaciones, al miedo, a las actitudes habituales de ataque y defensa; es normal, es el principio y todos los principios son duros, sólo hay que persistir en el camino elegido, y poco a poco irás consiguiendo que la paz sea duradera.
Mantener una vida bajo los parámetros del pensamiento social, genera un desgaste de energía enorme, ya que los conflictos internos agotan los recursos energéticos, hasta hacer, en muchos casos, enfermar al cuerpo físico. Es imprescindible declarar una tregua en esa batalla que se mantiene con uno mismo. El camino para conseguir la paz interior engendra energía. El incremento de energía es notorio, ya que no se derrochan recursos en preocupaciones, lamentaciones, culpabilidades o indecisiones.
Conseguir la paz interior es conseguir la paz del alma, es conseguir la paz que puede sanar a uno mismo y al mundo, y cuando esa energía se utiliza para realizar el bien, esa energía aumenta y aumenta, hasta conseguir un elevado nivel de espiritualidad en la persona. La paz interior te hace libre para ser feliz y ayudar a los demás en su búsqueda de la felicidad. El camino entonces a la realización, y a la finalización de este ciclo de nacimientos y muertes, está próximo para tí.