El viaje del alma

El alma no tiene raza, no tiene religión, solo conoce el Amor y la Compasión.
Todos somos seres divinos, hace miles de años que lo sabemos, pero nos hemos olvidado y,
para volver a casa tenemos que recordar el camino. BRIAN WEISS




jueves, 28 de noviembre de 2013

Buscar a Dios


            El ser humano tiene un anhelo inconsciente: La unión con Dios, la unión con la Conciencia Divina. Sin embargo, para desgracia del ser humano ese anhelo se encuentra en el fondo del pozo de sus deseos, sin aire, sin luz, sin posibilidad de asomarse a la superficie.
            Pero ese anhelo es tan fuerte que desde el fondo de su reclusión va enviando oleadas que van impregnando casi todos los deseos que se encuentran por encima de él. De tal manera, que en cada acción de vida, salvo algunas excepciones, en las que la acción es dirigida por fuerzas de la oscuridad, se busca a Dios, casi con desesperación, aunque el ser humano no es consciente de la búsqueda. Por eso la insatisfacción que producen, al poco tiempo de conseguidos, la gran mayoría de los deseos.
            La satisfacción por los deseos conseguidos tiene fecha de caducidad. Dura mientras no son reemplazados por un nuevo deseo, o cómo máximo, dura hasta que se termina la vida en la materia.
            La unión con Dios, sin embargo, no caduca, porque es eterna.
            Hay excepciones con algunos deseos, en los que no surge la insatisfacción al poco tiempo de conseguido, y son los deseos que llevan una alta impregnación del anhelo de unión con Dios. Son aquellos deseos ¿espirituales?, que aunque satisfechos en la materia llevan aparejado un alto grado de ayuda, de servicio, de compasión y de unión con el prójimo. Porque ayudar, servir y compadecerse del prójimo, es el primer peldaño que acerca al ser humano a la unión con Dios. Hemos de tener presente que cada ser humano es a imagen y semejanza de Dios, por lo tanto unirse al prójimo es acercarse a Dios.
            ¿Qué hacer para que ese anhelo enterrado bajo un sinfín de deseos pueda salir a la luz? El pozo de los deseos es la mente, llena de prejuicios, llena de temor, llena de críticas, llena de deseos. Hay que vaciar el pozo, hay que limpiar la mente, y la aspiradora que puede limpiar la mente de tantas cosas inútiles, de tantos pensamientos inútiles, de tantos recuerdos, de tantos deseos inalcanzables y de tantos sueños ilusorios, es la meditación.
            No se debería dejar pasar un solo día sin dedicar un tiempo a esa limpieza, de la misma manera que cada día limpiamos nuestro cuerpo.
            Empieza ahora, medita cada día, y pronto sentirás los progresos de acercamiento a Dios.  

sábado, 9 de noviembre de 2013

¿Temor de Dios?


            Aunque realmente no son muchas las religiones que conozco, (hay demasiadas para conocerlas todas), me asombra que todas las que conozco tengan como punto fuerte de su enseñanza el temor a Dios, el pecado y el subsiguiente castigo.
            Pero…... ¿Qué padre o madre desearía que su hijo le temiera? Si lo que los padres dan a sus hijos es amor, es lógico pensar que lo que esperan de ellos también es amor. Nunca se les ocurriría amedrentar permanentemente al bebé recién nacido para que empiece a temerles, para así poder dominarle en todas las facetas de su vida. (Reconozco que siempre hay algún desnaturalizado). ¿Cómo puede ser entonces que Dios, que es Amor, desee que sus hijos, todos los seres humanos, le teman hasta el extremo de hacer girar su vida sobre el eje del miedo?, ¿Qué mérito tiene para Dios el que todo lo que hagan sus hijos tenga como base el temor al castigo?, ¿Quiere realmente Dios dominar a sus hijos para que hagan su estricta Voluntad?, ¿Dónde quedaría el tan cacareado libre albedrío de los seres humanos?
            ¿No será que Dios no tiene nada que ver en esto, y que todo sea un engañoso montaje para que se haga, no la Voluntad de Dios, sino la voluntad de sus pseudo representantes en la Tierra? Los fariseos que condenaron a Jesús, en vez de bajar la cabeza, reconocer su error y cambiar hasta su extinción, se han multiplicado como hongos sobre la faz de la Tierra y ahora, como no tienen a un Jesús que condenar, (que no dudemos que lo harían de nuevo), nos condenan al resto de mortales a los castigos más inimaginables, si no tenemos “temor de Dios”.
            Dios no es temor, Dios es Amor. Y si la bandera de todas las naciones y, por supuesto, de todas las religiones fuera el Amor, el mundo sería un paraíso, sería un lugar en el que prevalecería la equidad, sin importar la raza, ni el lugar de nacimiento, ni las creencias, ni el sexo. Sería un lugar en el que todos tendrían las mismas oportunidades de acceso a las riquezas del planeta, suficientes para todos, y las mismas oportunidades de acceso a la sanidad y a la educación. Sería un lugar en el que quedaría desterrada la envidia, ya que todos sentiríamos alegría por la felicidad de otro ser humano, nuestro hermano. Sería un lugar en el que los políticos buscarían el bienestar total de TODOS sus conciudadanos, no sólo de unos pocos. Sería un mundo sin pobreza, sin hambre, sin analfabetismo. Sería un mundo con mucho menos dolor y menos sufrimiento. Sería un mundo muy próximo a la felicidad.
            Parece ser que con el temor de Dios no lo hemos conseguido, ¿Por qué no lo intentamos con el Amor a Dios, y por supuesto con el Amor al prójimo?
 

           

martes, 29 de octubre de 2013

Predicadores


            ¡Qué fácil es predicar!, ¡Qué fácil aconsejar! No cuesta nada decir: “Lo que has de hacer es….”, “Ten fe”, “Vive desde el corazón”, “Detén tu pensamiento”, “No tengas miedo”, “No estés triste”. ¡Qué fácil es!
            Pero, ¿Cuántas veces se coloca el predicador en los zapatos del que sufre, o del que está triste, o asustado?, ¿Cuántas veces ha vivido el predicador una situación similar para dar consejos?, y si la ha vivido, ¿Cómo ha salido de ella?
            Cada circunstancia que se presenta en la vida, ni es, ni ha sido, ni será nunca vivida de la misma manera por diferentes personas. Cada persona vive su circunstancia de manera distinta, porque cada persona se encuentra en una situación completamente diferente a las que se pueden encontrar los otros siete mil millones de habitantes que habitan el planeta. Y son esas situaciones en que se encuentra la persona las que van a determinar que la persona viva su problemática de una u otra manera.
            Porque no es la circunstancia en sí, es el estado de la persona, el que determina como sentirse ante las distintas situaciones que va presentando la vida, y es desde ese estado, desde el que se van a afrontar las situaciones que se presenten. El consejo general puede servir en algunos casos, muy escasos, pero cada persona tiene su matiz distinto, para despertar a la situación y hacerse fuerte frente a ella.
            Algo que desde el exterior puede parecer una tormenta en un vaso de agua, es una verdadera tragedia para quien la vive, es una verdadera tempestad en mitad del océano, y escuchar: “Tranquilo, no es nada, ya pasará”, en vez de ser un salvavidas es una verdadera losa que le hunde más y más en su desdicha, ya que en vez de tenderle una mano, puede sentir que la están restregando por el rostro que se está ahogando en una gota de agua.
            Quiero hacer un llamado desde esta plataforma, (y yo también me apunto), a tantos y tantos predicadores, unos aficionados y otros profesionales, para que se abstengan de dar consejos si junto a estos no va indexada la técnica a utilizar para salir del bache en que se encuentra el aconsejado.
            Y si no se tiene la fórmula para que la persona trabaje, mejor que dar consejos es sencillamente acompañar. Es muy terapéutico, en los momentos más duros y traumáticos, que alguien esté, sencillamente al lado del que sufre. Un abrazo y una caricia hace muchísimo más que el comentario: “Tranquilo, no es nada, ya pasará”.
 

martes, 8 de octubre de 2013

Como amarse a uno mismo (3 y final)


“Nadie puede tener una opinión buena de una persona
que tiene una opinión mala de sí misma.”
Anthony Trollope
“De todas las trampas en la vida la falta de autoestima es la peor y la más difícil de superar, debido a que está diseñada por tus propias manos y se centra en la idea: No vale la pena, no lo puedo hacer.”
Maxwell Maltz
“El respeto comienza con uno mismo.”
Nathaniel Branden 

Hacia una buena autoestima
            Promulgamos el amor al prójimo a los cuatro vientos, repudiamos la agresión y el mal trato a los otros, pero se nos permite, y hasta está bien visto, que regateemos, economicemos y midamos las autoexpresiones de afecto. ¿Por qué debemos ser miserables con nosotros mismos?, ¿Cuántas veces nos auto-elogiamos, nos damos gustos y nos contemplamos? No suele haber tiempo para eso.
            Debemos disponer de tiempo para los hijos, la pareja, los padres, pero no se nos ocurre utilizar algunas horas en beneficio propio. Pensamos que el tiempo mejor aprovechado es el destinado a producir bienes materiales o dinero. No nos interesa la salud mental. Se considera que pensar, soñar, fantasear, dormir, meditar o mirar, no es actuar. Así, dedicarse a uno mismo es sinónimo de vagancia o “buena vida”. Si pensamos de este modo, jamás disfrutaremos de amarnos, ya que siempre podríamos estar haciendo algo más productivo. Es un acto de irresponsabilidad no dedicar tiempo a ti mismo.
Acercarse a un estilo de vida hedonista:
            Hedonismo significa placer, satisfacción, regocijo, goce y bienestar. Una filosofía hedonista significa un estilo de vida orientado a buscar el disfrute y a “sacarle el provecho” a las cosas que nos rodean. La filosofía hedonista encierra la aceptación implícita del derecho a disfrutar.
1.- Saca tiempo para el disfrute:
-          La vida no se ha hecho sólo para trabajar. Se trabaja para vivir, no lo contrario.
-          Tu momento de descanso, de recreación y tus vacaciones no son un “desperdicio de tiempo”, sino una inversión para tu salud mental.
-          No lo postergues todo, esperando el día idóneo.
-          No hay un tiempo para el amor como no hay un tiempo para quererte a ti mismo. Siempre es tiempo.
2.- Decide vivir disfrutando:
-          Acepta que la búsqueda del placer es una condición del ser humano. Forma parte de ti como algo natural.
-          Vive intensamente y ejerce el derecho a sentirte bien.
-          ¿Cuántos momentos de felicidad has perdido por creer que no los merecías?
-          Busca en tu interior y encontrarás un vacío: la pasión.
-          Tienes la obligación de generar alternativas de vida para mantenerte feliz.
-          Tienes un talento innato para vivir “bien”, no lo desaproveches.
3.- Explora, busca, indaga:
-          Una vez que decidas darle importancia al principio del placer, debes comenzar a trabajar para sentirte bien.
-          Tu principal arma es la exploración. No esperes a estar “totalmente seguro” para ensayar cosas nuevas. ¡Arriésgate!
-          No te resistas a probar lo nuevo.
-          No tengas opiniones a priori cuando de conocer se trata.
4.- No racionalices tanto las emociones agradables:
-          La idea no es negar la importancia del pensamiento. El problema es que si intentas explicarte y comprender permanentemente los sentimientos, los obstruyes irremediablemente.
Autoelogio
            Permanentemente estamos hablando en silencio con nosotros mismos y rumiando sobre esto o aquello, a veces de manera automática, inconsciente, y otras de manera controlada o consciente.
            El dialogo interno puede afectarte positiva o negativamente, de manera similar a como las palabras de otros también pueden ejercer un determinado efecto sobre tu estado de ánimo.
            Cuando tengas tus diálogos internos, en lo posible que sean positivos, pero con una dosis de realismo.
            El autoelogio es una manera de hablarte positivamente. Es una forma de reconocer tus actuaciones adecuadas. No es necesario, ni hace falta que lo hagas en voz alta y en público.
            Las razones a las que se apela para negar el auto elogio son varias:
-          No soy merecedor o no fue gran cosa.
-          Era mi deber o era mi obligación.
-          Auto-elogiarse es de mal gusto.
Auto recompensa:
            Es otra manera de auto-expresarte el afecto. La auto-recompensa es el proceso por el cual nos auto-administramos estímulos positivos.
            Tú necesitas la auto-recompensa, de la misma manera que necesitas el autoelogio. Fortalece tu autoestima y no permite el autocastigo y la insatisfacción.
Hacia una buena autoeficacia:
1.- Elimina el “no soy capaz”
-          Si te tratas mal y eres irrespetuoso contigo mismo, tu dialogo obrará como un freno.
-          Elimina de tu repertorio el “no soy capaz”. Cada vez que te lo repites confirmas tu inseguridad.
-          Esta calificación negativa, automáticamente, te inmovilizará.
2.- No seas pesimista:
-          Las personas con baja autoestima anticipan el futuro negativamente.
3.- No seas fatalista:
-          Eres el arquitecto de tu futuro. Construyes tu destino. Por lo tanto tienes el poder de modificar muchas cosas.
-          El pasado no te condena.
-          Tu presente es el pasado de mañana.
4.- Trata de ser realista:
-          Acepta tus éxitos, sería injusto contigo desconocer tus logros.
-          Acepta tu cuota de responsabilidad en tus fracasos.
-          Toma papel y lápiz, y escribe tu contribución real a lo bueno y a lo malo.
5.- No recuerdes sólo lo malo:
-          La visión negativa de uno mismo se alimenta principalmente de los recuerdos.
-          Durante algunos minutos al día intenta activar tu memoria positiva.
6.- Revisa tus metas:
 

            Hacerte cargo de ti mismo es la mayor de las responsabilidades. Tomar conciencia de que existes, eres importante y tienes el derecho a pensar en ti por sobre todas las cosas, te coloca en un lugar de privilegio, pero al mismo tiempo te provoca nuevas angustias. La lucidez tiene un precio: “Se lo que debo hacer, pero no siempre sé cómo hacerlo”.
            No existe una solución, solo tendencias. Como un péndulo que nunca se detiene, solo podemos apaciguar o acelerar su ritmo, pero jamás seremos capaces de que se detenga en un punto exacto. Las orientaciones para quererte a ti mismo no siempre son claras, definidas y fijas. Tienes que arriesgarte.

lunes, 7 de octubre de 2013

Como amarse a uno mismo (2)


“Las personas que piensan que no son capaces de hacer algo,
no lo harán nunca, aunque tengan las aptitudes”
Indira Gandhi
“Amarse a sí mismo es reconocerse y elogiarse verbalmente.
Es aprobar totalmente las propias acciones.
Estar seguro de las propias habilidades.
Amar el propio cuerpo y admirar la propia belleza”
Sondra Ray
“La religión de todas las personas debería ser la de creer en sí mismas”
Jiddu Krishnamurti
Hacia una buena auto-imagen:
En casi todas las épocas y culturas, la “belleza” ha sido admirada como un don especial. De manera similar, las sociedades se han caracterizado por sancionar la “fealdad”. Las personas somos crueles con aquellas que no reúnen los  cánones de belleza establecidos. Es común ver como los niños se burlan de los gordos, los bajitos, los altos, los narigones, los muy flacos, etc. Los humanos no toleramos los extremos estadísticos.
El juicio estético que la cultura da a la apariencia física, tiene enormes consecuencias para nuestro futuro: Los juicios hacia las personas hermosas son más benignos, somos muy crueles con las personas que no son tan hermosas.
No hay un criterio universal de belleza. El patrón ideal de lo que es hermoso se aprende a través de las experiencias personales y sociales del entorno inmediato. La propia imagen corporal se forma por la influencia de dos fuentes de datos: El ambiente social y los medios de comunicación.
Si la autoafirmación personal gira en torno de la belleza física, esto no solo indica una pobre vida interior, sino una muerte prematura. La necesidad imperiosa de mantener la juventud y la belleza a toda costa, y no entender el encanto de las distintas edades, lleva indefectiblemente a la depresión.
A pesar de que se nos inculque lo que debe ser “hermoso” o “feo”, no significa que sea una verdad absoluta, por lo que cada persona puede decidir su concepto de lo bello.
Me gusto porque me gusto, y punto. Lo importante, no es ser hermoso, sino gustarse a sí mismo. Para lograrlo no es conveniente utilizar criterios rígidos y estrictos.
Mejorando la auto imagen:
1.- Trata de definir tus propios criterios de lo que es bello:
-          No te dejes llevar de la mano por los conocedores. En este tema, nadie sabe nada.
-          No te dejes regañar por tus gustos.
-          Trata de ser una persona espontanea y auténtica cuando elijas.
-          Lo atractivo para ti es una elección que sólo tú puedes hacer.
-          Arriésgate a ensayar e inventar sobre tu arreglo personal.
-          A la pregunta estúpida: ¿Se usa?, simplemente contesta: “No tengo la menor idea”.
-          Arréglate para ti y no para otros.
2.- Descarta la perfección física y los criterios estrictos:
-          No hay un absoluto.
-          Hay gorditos atractivos, delgados insípidos y viceversa. Hay bajitas sensuales, espigadas insulsas y viceversa.
-          No pierdas el tiempo pensando que te falta para ser Afrodita o Apolo. Disfruta lo que tienes y no te exijas lo imposible.
-          La idea de la perfección sólo te llevará a focalizar la atención en tus defectos y a olvidar tus encantos.
3.- Descubre y destaca las cosas que te gustan de ti:
-          Siéntete orgulloso y feliz de tus atributos físicos. No importa si son muchos o pocos, eres afortunado por lo que tienes.
-          No escondas las cosas que te agradan de ti: destácalas, muéstralas y disfrútalas.
-          Nunca pienses que has agotado tus encantos.
-          Explora y te sorprenderás de las cosas atractivas, interesantes, seductoras y sensuales que puedes hallar en ti.
-          Focaliza la atención en las cosas tuyas que te resulten agradables.
4.- Tu auto imagen se transmite a otros:
-          Si te sientes una persona poco interesante y atractiva, darás esa imagen a los demás.
-          La gente te tratará como inadecuada y te hundirás cada vez más en una auto imagen oscura y triste.
-          Rompe el círculo vicioso. En cierta manera, la belleza es una actitud.
-          Los famosos “feos” o “feas atractivas” son el resultado de una actitud positiva hacia sí mismos.
-          Si te auto compadeces, te compadecerán. Si te sientes lástima, inspirarás pesar. Si te ves a ti mismo como desagradable, te rechazarán.
-          La mejor manera de romper el círculo negativo es gustarte.
-          Si te sientes irresistible y atrayente, no cabe duda, serás una persona bella.
-          Prueba a jugar el papel de alguien sin complejos, a ver cómo te sientes.
-          Como un ensayo de conducta, siéntete irresistible con las demás personas e intenta comportarte en esa dirección. El círculo comenzará a quebrantarse.
5.- El aspecto físico es sólo uno de los componentes de tu auto imagen:
-          Ser bien parecido es uno de los tantos requisitos de la atractibilidad. No es el único. Ni siquiera el más importante.
-          El aspecto físico no garantiza todo.
-          Las personas, además de lindas o feas, pueden ser cálidas, amables, inteligentes, tiernas, seductoras, sensuales, interesantes, educadas, alegres, afectuosas, graciosas, etc. Hay personas que poseen magia.
-          Tienes muchas opciones para gustarte. Pregúntate que más tienes fuera de huesos y piel.
6.- No importa que seas o como seas. Si realmente te agradas y te gustas, siempre encontrarás alguien que guste de ti:
-          El auto desagrado inmoviliza.
-          Las personas que no se gustan anticipan el rechazo y evitan la gente.
o   Muestran miedo a la evaluación negativa y ansiedad social.
o   Viven con un alto nivel de frustración por considerar casi imposible que alguien se sienta atraído por ellas.
o   No intentan la coquetería y la seducción porque se consideran ridículas en ese plan.
o   Nunca dan el primer paso, y si alguien se acerca lo ahuyentan con sus inseguridades y prevenciones.
-          Gustarse es abrir los horizontes afectivos y aumentar las posibilidades de conocer gente.
 

domingo, 6 de octubre de 2013

Como amarse a uno mismo (1)


Perdónate, acéptate, reconócete y amate.
Recuerda que tienes que vivir contigo mismo por la eternidad.
Facundo Cabral.
Si te olvidas de ti, tarde o temprano, los demás, siguiendo tu ejemplo,
también se olvidarán, y quizás deduzcan que no existes.
Joege Bucay.
            Más de una vez habrás oído, porque te lo han dicho a ti o se lo decían a otros: “Lo que tienes que hacer es amarte, valorarte y respetarte”.
            Está muy bien, ¡es tan fácil dar consejos!, pero ¿Cómo hacerlo?, ¿Cómo llegar realmente a amarse a uno mismo?, ¿Cómo sabemos que es amor lo que podemos sentir hacia nosotros mismos y no es una forma de egoísmo?
            He encontrado el libro de un psicólogo clínico, Walter Riso: “Aprendiendo a quererse a sí mismo”, que lo explica de mejor manera de lo que yo podría hacerlo. Por lo tanto, esta entrada y posiblemente las dos siguientes son un extracto de dicho libro. Este libro lo podéis encontrar en Internet.
            La sociedad ha orientado el aprendizaje social a fortalecer el amor dirigido a los demás y ha olvidado que el requisito esencial para dar es la auto-aceptación. Es imposible entregar amor si no te quieres a ti mismo.
            Nuestra civilización intenta inculcar principios como el respeto al ser humano, el sacrificio, el altruismo, la expresión del amor, el buen trato, la comunicación, etc., pero estos principios están dirigidos al cuidado de otros humanos. El auto-respeto, el auto-amor, la auto-confianza y la auto-comunicación, no suelen tenerse en cuenta. Más aun, se considera de mal gusto el quererse demasiado. Si una persona es amigable, expresiva, cariñosa y piensa más en los otros que en ella misma, es evaluada excelentemente. Si alguien disimula sus virtudes, niega o le resta importancia a sus logros, es decir, miente o se auto-castiga, ¡es halagado y aceptado!
            No sólo rechazamos la auto-aceptación honesta y franca, no nos importa que sea cierta o no, sino que promulgamos y reforzamos la negación de nuestras virtudes. Absurdamente, las virtudes pueden mostrarse, pero no verbalizarse.
            Para evitar caer en la pedantería insufrible del sabelotodo, hemos caído en la modestia auto-destructiva de la negación de nuestras virtudes. Por no ser derrochadores, somos mezquinos. Los psicólogos clínicos saben que ese estilo de excesiva moderación hacia uno mismo es el caldo de cultivo de la tan conocida y temida depresión. Tienes el derecho a quererte y a no sentirte culpable por ello, a disponer de tu tiempo,  a descubrir tus gustos, a mimarte, a cuidarte y a elegir.
            Desde pequeños nos enseñan conductas de auto-cuidado personal: lavarnos los dientes, bañarnos, cortarnos las uñas, controlar los esfínteres y vestirnos. ¿Pero qué hay del auto-cuidado y de la higiene mental? No se nos enseña a querernos, a gustarnos, a contemplarnos y a confiar en nosotros mismos.
Hacia un buen concepto de ti mismo.
            La cultura nos ha enseñado a llevar un garrote invisible, pero doloroso, con el que nos golpeamos cada vez que equivocamos el rumbo o no alcanzamos las metas personales. Hemos aprendido a culparnos por casi todo lo que hacemos mal y a dudar de nuestra responsabilidad cuando lo hacemos bien.
            Si fracasamos, decimos: “Dependió de mí”, si logramos el éxito: “Fue pura suerte”.
            Algunas personas, por tener un sistema de auto-evaluación inadecuado, adquieren el vicio de auto-rotularse negativamente por todo. Se cuelgan carteles con categorías generales. En vez de decir: “Me comporté torpemente”, dicen: “Soy torpe”. Utilizan el “soy un inútil” en vez de “me equivoqué en tal o cual cosa”.
            Palabras que deberían suspenderse de nuestra lengua y ser consideradas “malas palabras”: NUNCA, SIEMPRE, TODO y NADA. Lo único que generan son confusión y malos entendidos.
            Como es de esperar, si deseas fervientemente el éxito, el poder y el prestigio, temerás al fracaso. Este miedo te hará dirigir la atención más hacia las cosas malas que hacia las buenas, con el fin de “prevenir” los errores que tanto temes. Esto lleva a desconocer las aproximaciones a la meta, así como los esfuerzos y pequeños ascensos que realices en la escalinata hacia tus logros personales. Por querer ver el árbol, no verás el bosque.
1.- Trata de ser más flexible, tanto con otros como contigo:
            - No pienses en términos absolutistas: No hay nada totalmente bueno ni malo.
            - Debes tener tolerancia a que las cosas se salgan a veces del carril.
            - Aprende a soportar, a perdonar y a entender tu rigidez como un defecto, no como una virtud.
            - Las cosas rígidas son menos maleables, no soportan demasiado y se quiebran.
           - Si eres normativo, perfeccionista, intolerante y demasiado conservador, no sabrás que hacer con la vida. Ella no es así.
          - La gran mayoría de los eventos cotidianos te producirán estrés, porque no son como a ti te gustaría que fueran.
          - Concéntrate durante una semana o dos, en los matices:
·         No te apresures a categorizar de manera terminante.
·         Detente y piensa si realmente lo que dices es cierto.
·         Revisa tu manera de señalar y señalarte. No seas drástico.
·         Evita utilizar palabras como siempre, nunca, todo o nada.
-          No es lo mismo decir: “Robó una vez”, que “ser un ladrón”.
-          Las personas no son, simplemente se comportan.
§  Permítete no ser tan normativo.
·         Sé más informal un día, a ver qué ocurre.
§  Trata de no ser perfeccionista.
§  Convive con el desorden una semana. Piérdele el miedo.
§  No rotules ni te auto-rotules.
§  Intenta ser benigno.
§  Habla solo en términos de conductas.
§  Concéntrate en los matices.
§  La vida está compuesta de tonalidades, más que de blancos y negros.
§  Escucha a las personas que piensan distinto de ti.
2.- Revisa tus metas y las posibilidades reales para alcanzarlas.
-          No te coloque metas inalcanzables.
-          Exígete de acuerdo con tus posibilidades y habilidades.
-          Cuando definas alguna meta, define también las sub-metas o los escalones.
-          Intenta disfrutar de cada peldaño como si se tratara de una meta en sí misma.
-          No esperes llegar al final para descansar y disfrutar. Busca estaciones intermedias.
-          Escribe tus metas, revísalas, cuestiónalas y descarta aquellas que no sean viables.
-          La vida es muy corta para desperdiciarla.
-          Si tus metas son inalcanzables, vivirás frustrado y amargado.
3.- No auto-observes sólo lo malo.
-          Si sólo te concentras en tus errores, no verás tus logros.
-          Si sólo ves lo que te falta, no disfrutarás del momento, del aquí y el ahora.
-          No estés pendiente de tus fallos como un radar.
-          Cuando te encuentres focalizando negativamente de manera obsesiva, para.
4.- No pienses mal de ti.
-          Sé más benigno con tus acciones.
-          Afortunadamente no eres perfecto.
-          No te insultes ni te faltes al respeto.
-          Lleva un registro sobre tus auto-evaluaciones negativas.
-          Si detectas que el léxico hacia ti mismo es ofensivo, cámbialo. Busca calificativos constructivos.
-          Ejerce el derecho a equivocarte.
-          Los seres humanos, al igual que los animales, aprendemos por ensayo y error, no por ensayo y éxito.