El viaje del alma

El alma no tiene raza, no tiene religión, solo conoce el Amor y la Compasión.
Todos somos seres divinos, hace miles de años que lo sabemos, pero nos hemos olvidado y,
para volver a casa tenemos que recordar el camino. BRIAN WEISS




miércoles, 19 de marzo de 2014

Si, soy un hijo de Dios, ¿Y qué?


            Ya sabemos que somos el alma, ya sabemos que somos seres divinos, ya sabemos que somos a imagen y semejanza de Dios: es normal, somos Sus hijos, ya sabemos que todos nuestros sufrimientos tienen un principio único: nuestro pensamiento, ya conocemos la ley de la atracción, por la que somos conscientes de que atraemos aquello que permanece en nuestra mente: enfermedad, pobreza, dolor, sufrimiento, alegría, salud, etc.; ya sabemos que somos inmortales, ya sabemos que la vida es una escuela a la que asistimos para aprender, para crecer, para evolucionar, para aprender a amar; ya conocemos la ley del karma: sencillamente recibimos aquello que damos; ya sabemos que la alegría, la paz, la felicidad, y el mismo Dios se encuentran buscando en nuestro interior; ya sabemos que es dando como recibimos, ya sabemos que el apego y el deseo son el principio del sufrimiento, ya sabemos que todos somos hermanos, ya conocemos los beneficios de la oración, de la meditación y del silencio; ya sabemos que el amor, el perdón y la bendición son las energías más poderosas del Universo, ya sabemos que somos lo que pensamos, porque la energía siempre sigue al pensamiento; y seguramente sabemos muchas cosas más de las que ahora no recuerdo.
            ¿Y qué?
            ¿De qué nos vale tener todo ese conocimiento?, ¿Acaso somos felices?, ¿Vivimos alegres y en paz?, ¿Sentimos a Dios en nosotros?, ¿Nuestra prioridad es servir a nuestros hermanos?, ¿Amamos a todo y a todos por igual?, ¿Amamos, cuidamos y respetamos el Planeta?, ¿Amamos, cuidamos y respetamos nuestro cuerpo?, ¿Hemos dejado de lado el juicio, la crítica, el egoísmo, el orgullo, la impaciencia, el miedo, el estrés?, ¿Actuamos a sabiendas de que todo está bien, de que todo es correcto, de que todo es como debe ser?, ¿Hemos olvidado las mentiras o las medias verdades?, ¿Hemos incorporado la meditación y la oración a nuestra vida?, ¿Ya trabajamos para controlar el pensamiento?
¿Verdad que no?
Todo ese conocimiento no deja de ser algo mental, no integrado en nosotros, y que para lo único que nos sirve es para hablar sobre ello, a veces, solo para deslumbrar a nuestro interlocutor. Aunque también es cierto, esto es lo bueno, que nos puede servir como acicate para conseguirlo.
Si todo esto nos lo enseñaran de pequeñitos con el mismo empeño que ponen los educadores para enseñarnos, por ejemplo, la tabla de multiplicar, arraigaría en nosotros y viviríamos desde ese conocimiento. Pero no es así. Lo aprendemos solos, de mayores, y la integración es una tarea harto difícil.  
La dificultad en la integración estriba en que hemos de mantener la atención y la concentración en nosotros, en nuestros pensamientos, en nuestras emociones, en nuestros sentimientos, y en la sociedad de hoy, en la que todo está diseñado para la distracción necesitamos para comenzar el trabajo de una cualidad añadida: la voluntad. No olvidemos que la voluntad es la facultad de decidir y ordenar la propia conducta.
Una buena manera de empezar a trabajar para la integración de todo el conocimiento en nosotros, sería intentar mantener a Dios en nuestro pensamiento, no como en la actualidad, que sólo nos acordamos de Él cuando aparece algún problema en nuestra vida, sino haciendo lo contrario: dándole gracias de manera permanente por despertar, gracias por el sol que asoma por la ventana o por la lluvia que moja la calle, gracias por la salud o por la enseñanza que conlleva la enfermedad, gracias, en suma por la vida. Y así, poco a poco iremos desterrando de nuestra mente los pensamientos que nos atan al miedo, al dolor, a la incertidumbre, al deseo, al sufrimiento, a la tristeza, para revertirlos en amor, en alegría, en paz, porque estos son, junto a otros muchos, atributos de la Gracia Divina con la que queremos comenzar a convivir.

viernes, 14 de marzo de 2014

Volver a Dios


Oración es cuando usted le habla a Dios;
meditación es cuando usted escucha a Dios.
Diana Robinson
 

Recuerde esto.
Cuando las personas escogen el retirarse del fuego,
el fuego continua dando calor, pero ellos se enfrían.
Cuando las personas escogen alejarse de la luz,
la luz continua siendo brillante, pero ellos están en la oscuridad.
Esto es lo mismo que pasa cuando la gente se aleja de Dios.
San Agustín. 

Desde siempre, al menos a mi me sucede, el camino de retorno, en el regreso a casa, da la sensación de que el camino sea más corto, más fácil, más agradable. Supongo que debe de ser porque volvemos a lo conocido, por un camino también más o menos conocido, ya que lo hemos recorrido en la ida.
            Sin embargo, hay un retorno olvidado, hay un retorno desconocido, y justamente es el retorno que más veces hemos recorrido, es el retorno a Dios.
            Existe una verdad esencial, que no tiene discusión: Venimos de Dios y volvemos a Dios. Hemos venido a la vida miles de veces, y otras tantas hemos retornado de la vida, sin embargo, cuando nos encontramos en la vorágine de la vida en la materia, no nos acordamos, para nada, de que hemos de volver y de cuál es el camino, no recordamos que nuestro origen es Dios y a Él hemos de volver.
Ni tan siquiera lo recordamos en nuestros cursos de crecimiento personal, en nuestras meditaciones, en nuestras lecturas, y en tantas y tantas actividades que realizamos para ¿encontrar la paz?
Cuando buscamos la paz, buscamos a Dios; cuando buscamos la iluminación, buscamos a Dios; cuando buscamos la expansión de nuestra conciencia, buscamos a Dios; cuando elevamos los ojos al cielo pidiendo ayuda, buscamos a Dios; en el hambre y sed de justicia, buscamos a Dios; en nuestra indignación ante la injusticia, buscamos a Dios; en el consuelo y la ayuda a los necesitados, buscamos a Dios. Buscamos a Dios de manera inconsciente y espontánea, y esto es así, porque somos un alma, y el alma no puede vivir sin Dios.
Hablar de Dios hoy día, casi está mal visto, porque vivimos en una sociedad en la que hemos alejado a Dios, vivimos en una sociedad en la que Dios está ausente. Ausente incluso en los que rezan a Dios, ya que le buscan como el solucionador de problemas o el conseguidos de sus más íntimos deseos. Dios es para casi toda la sociedad un medio al servicio del ser humano, le pedimos cuentas, le juzgamos, nos quejamos si no satisface nuestros caprichos, y aunque oremos o le nombremos, estamos muy lejos de Él.
Identificamos a Dios cuando hablamos de moral, de lo que está bien o está mal, sin recordar que Dios no es el valedor de la moral, que sencillamente Dios Es. Dios Es Todo. Dios es la fuerza que está detrás absolutamen­te de todo cuanto existe. Dios es la Inteligencia que está regulando cada cosa que es y que sigue siendo. Dios es el gozo infinito, Dios es la fuente de todo placer, de toda satisfac­ción, de toda felicidad, de toda alegría. En cada aspecto de la vida está Dios. Dios es nuestro origen, Dios es nuestro destino.
Bueno es que en nuestras reflexiones y en nuestras meditaciones, vayamos poniendo a Dios por delante, de manera consciente, porque toda nuestra vida física está encaminada hacia él, hacia su encuentro.

miércoles, 12 de marzo de 2014

Aprendizaje personal


            Desde que me hice las peguntas del millón, ¿Quién soy?, ¿De dónde vengo?, ¿Qué hago aquí?, ¿Adónde voy?, hace de esto ya mucho tiempo. Hay un tema que ha llamado mi atención de una manera especial, es un tema que me apasiona: La muerte. Pero no la muerte física en sí, no soy lúgubre, ni siniestro, ni macabro. Me apasiona la muerte por el cambio de conciencia que se genera, me apasiona la muerte por la curiosidad de saber qué es lo que habrá al otro lado de la vida, ya que es desde ese otro lado de dónde venimos y adonde volvemos una y otra vez. ¿Cómo será nuestra estancia allá?, ¿Cómo será nuestra relación con los que han sido nuestra familia en la presente y en anteriores vidas?, ¿A qué dedicaremos el tiempo?, ¿Estaremos cerca de otras almas más evolucionadas como Jesús o Buda o Maria?, podría seguir haciendo miles de preguntas, pero no tendría demasiado sentido. Es una lástima que no nos quede ni un ápice de memoria de nuestra vida al otro lado.
            Con regresiones y sobre todo con canalizaciones, he podido ir confeccionando un mapa de mis idas y venidas, o mejor de mis venidas, ya que de las idas al otro lado de la vida poca es la información creíble recibida.
            El mapa confeccionado llega a abarcar una extensión de cuatro mil años, con información y curiosidades sobre vidas constatables. Esa información ha llegado a desmontarme creencias que permanecían arraigadas en mí, y durante un tiempo me han tenido un poco descolocado, ¿Cómo podía ser que informaciones que aparecían en publicaciones que parecían serias no fueran más que palabrería? ¡En fin!, de todo esto creo haber sacado dos enseñanzas importantes: Que no vale de nada conocer aspectos de otras vidas, excepto por la curiosidad y para algunas cuestiones terapéuticas, y una segunda que en vez de buscar información en el exterior, tengo que buscarla en mí, ya que todos estamos en posesión de todo el conocimiento. Esto lo sabía, al menos teóricamente, pero no puedo dejar de caer en la tentación de buscar libros y leer. Hay una tercera enseñanza: Lo que es realmente valido e importante es la vida actual.
            Y es importante la vida actual porque es en ella en la que tenemos que cumplir la o las misiones programadas. Cada misión está en función del crecimiento de la conciencia de cada persona. Hay misiones individuales, de aprendizaje y hay misiones de servicio y ayuda a la humanidad, pero entre estas dos hay infinidad de matices. Ningún ser tiene programada una misión para la que no esté preparado, y a ella se ha de llegar como en casi todo en la vida en la materia, siguiendo las intuiciones, comprobando en que actividad nos encontramos realmente cómodos, y sobre todo a base de ensayo y error.
            Con todo esto se fortalece mi creencia de que nada es importante, excepto intentar hacer felices a los que nos rodean. Si lo conseguimos habremos cumplido una parte importante de nuestro objetivo en la vida. Lo demás, llegará fácilmente sin que casi seamos conscientes de ello.

martes, 11 de marzo de 2014

Seres racionales


            La inteligencia sin amor te vuelve perverso.
El dinero sin amor te vuele avaro.
El poder sin amor te vuelve tirano.
Clint Eastwood.
Tenemos múltiples semejanzas con los animales irracionales, pero también tenemos algunas diferencias. La más importante de las diferencias es la inteligencia, inteligencia que es bandera de nuestra racionalidad, inteligencia que le permite al ser humano preguntarse sobre su existencia, o sobre su futuro, inteligencia que le permite reflexionar sobre la causa del sufrimiento, o en cómo aplicar el aprendizaje recopilado por sus enseñanzas a lo largo de su vida para solucionar problemas nuevos, inteligencia que le permite expresarse y comunicarse, etc., etc.
            La inteligencia, por si sola, no es significativa de nada, ni en la vida física, ni en la vida emocional, ni en la vida espiritual. Porque la inteligencia, en sí misma, no lleva aparejada ni la felicidad, ni la alegría, ni la riqueza material, ni la paz interior. Es al servicio de quien está la inteligencia, lo que determina como es la vida, y la muerte de la persona.
            La inteligencia al servicio del miedo nos llevará a un mundo de dolor, a un mundo de sufrimiento, a un mundo de ansiedad, a un mundo de amargura. La inteligencia al servicio de los instintos nos llevará a un mundo de hábitos desbocados, a un mundo de lujuria, a un mundo de avaricia, a un mundo de miseria, a un mundo de desigualdades. La inteligencia, sin embargo, al servicio del amor nos llevará a un mundo de paz, a un mundo de alegría, a un mundo de servicio, a un mundo de justicia social.
            Dejar la inteligencia al servicio del miedo o de los instintos, es como dejar de usar la inteligencia, y ¿Qué pasa si un ser humano, es decir, un animal racional, deja de usar su inteligencia?, ¿Cuál es entonces su diferencia con los animales irracionales? Ninguna, ya que un ser humano que no utiliza su inteligencia, difícilmente puede utilizar su voluntad, con lo que todas sus acciones estarán dirigidas por sus instintos, igual que los animales irracionales.
            Una parte muy importante de nuestra sociedad ha dejado su inteligencia al servicio del miedo y de los instintos, sin ejercer ningún tipo de control sobre su inteligencia, lo cual es aprovechado por otra parte, muy pequeña de la sociedad, (políticos, religiosos, personas influyentes), con la inteligencia al servicio de sus propias mentes o al servicio de la materia, para controlar a los primeros. Todos, los unos y los otros, han conseguido una sociedad con el resultado de todos conocidos: Guerras, dolor, muertes, sufrimiento, enfermedad, tristeza, corrupción, abusos, hambre, miseria.
            Es el uso razonable de la inteligencia, la inteligencia al servicio del amor, lo que permite al ser humano hacerse consciente de su origen, de su vida y de su destino, es lo que permite al ser humano vivir conscientemente en el amor, es lo que permite al ser humano gozar de una vida plena, sin dolor, sin sufrimiento, sin amargura, es lo que permite al ser humano vivir en sintonía con su propia divinidad.

lunes, 10 de marzo de 2014

Empezar de nuevo


            En una eternidad siempre se puede empezar de nuevo.
Facundo Cabral.
            ¿Cuántas veces has pensado, has hecho o has dicho algo, y después de un cierto tiempo, normalmente muy corto, te has arrepentido?  Hasta aquí, normal, creo que a todos nos ha pasado alguna vez o más, porque los seres humanos somos lentos en nuestro aprendizaje y siempre tropezamos más de una vez en la misma piedra. ¡Mira si somos lentos, que solo para aprender a Amar, que es algo que no parece muy difícil, volvemos a la escuela de la vida una y otra y miles y miles de veces!

 
            Pero volviendo a nuestro arrepentimiento, ¿Qué hacemos con él?, ¿Lo dejamos dentro, bien guardado hasta que se pudra, o dejamos que salga al exterior en forma de disculpa o de perdón, por eso que incluso a nosotros mismos nos ha sentado mal?
            No importa lo que hayas hecho hasta ahora, no importa cuántos arrepentimientos se han podrido en tu interior, no importa cuantos amigos has perdido o cuantos familiares se han enojado con tu actitud, ¡Siempre se puede empezar de nuevo! A partir de este momento, deja a un lado tu orgullo, olvida tus malas experiencias anteriores, no escuches a la sinrazón de tu razón, y pide perdón, porque eso es lo que tu corazón más desea.
 
                    El perdón es el abridor y despejador de los caminos de la amistad. El perdón es el vehículo que lleva en línea recta hacia el amor. El perdón es la mejor medicina para combatir el miedo y la ansiedad. El perdón es la armadura de los valientes. El perdón es la terapia del alma. El perdón aleja del pasado dejando el camino expedito para el futuro. Perdonar es empezar de nuevo, y para eso siempre es tiempo.  
 

Felicidad, ¿Qué felicidad?


            Somos muchas las personas que nos encontramos imbuidos en la búsqueda de la felicidad. Bueno, en realidad creo que no somos muchos, creo que somos todos. Sin embargo, a pesar de que somos tantas las personas que estamos buscando lo mismo, la encuentran muy poquitas, y las que lo consiguen son la excepción.
            ¿Será porque no hay mucha cantidad de ella en el mundo? No, no es eso, porque en cuanto a la cantidad de felicidad que se puede encontrar en la vida no hay problema. Hay felicidad suficiente para todos. La vida está llena de felicidad, porque la felicidad es la misma vida. No es cierto que la vida sea sufrimiento. La vida es alegría, es una fiesta, es felicidad. Los ángeles, que normalmente, salvo raras excepciones, no encarnan, matarían por venir a la vida, (ya sé que es una manera un poco tosca de expresarlo). Los que no vienen a la vida no saben lo que es una caricia, un beso, la risa de un niño, el perfume de las flores o la inmensidad del océano. Y nada de eso es sufrimiento. El sufrimiento no lo da la vida, el sufrimiento se lo añadimos nosotros a nuestra vida solamente con una cosa: nuestro pensamiento.
¿Será entonces que no la encontramos porque no sabemos exactamente qué es lo que estamos buscando? Esto parece más probable, porque ¿Sabemos exactamente que es la felicidad?
Algo parece claro, buscamos lo conocido, buscamos aquello que nos han enseñado, buscamos lo que vemos que buscan otros, buscamos lo que la sociedad nos va mostrando cada día, buscamos aquello por lo que tanto han luchado nuestros mayores. Y lo que se encuentra cuando se busca todo esto, es más de lo mismo, es sufrimiento.
La felicidad está claro que no se encuentra en nada de eso que buscamos, ya que sino, muchos serían los que la encontrarían, pero no, no la encuentra “casi” nadie, es una búsqueda infructuosa. Y es una búsqueda infructuosa porque esperamos que la felicidad llegue cuando encontremos la pareja ideal, el trabajo ideal, los hijos ideales, etc., y todo eso, la experiencia de la vida nos dice que no llega a dar la felicidad, y no llega la felicidad porque todo eso es caduco, es incompleto.
Confundimos los estados de alegría, de bienestar, de serenidad, de amor humano, con la felicidad, y la felicidad es algo que dura eternamente porque no se basa en nada caduco, y la pareja, y el trabajo, y los hijos, y la cuenta en el banco, y las vacaciones, son caducos. Pueden durar un mes, un año, o incluso una vida, pero acaban desapareciendo y entonces se nos acaba eso que podíamos denominar como felicidad.
La felicidad es un estado interior, es algo que se encuentra cuando nos sumergimos en nuestro interior, se encuentra cuando conectamos con nuestro corazón, se encuentra cuando dejamos a un lado a los pensamientos y a sus acólitos: los deseos. Y esto, como nadie nos lo ha enseñado, ni es lo que busca el grueso de la sociedad, no es lo que se busca habitualmente. Incluso “los profesionales”: profesores de yoga, meditadores y terapeutas, que parecen estar más cerca de esto, no van, tampoco, mucho más allá de la teoría.
Pero si que hay que hacer lo que esos profesionales predican. Podemos recordar al papa Alejandro VI que decía: “Haced lo que yo os diga, pero no lo que yo haga”.
De cualquier forma, como llegar a ese estado de felicidad, de alegría y de paz interior, no se consigue en dos días, sino que es un trabajo que lleva su tiempo, posiblemente incluso más de una vida. Lo que podemos hacer es aprovechar lo mejor de nuestra vida, aunque sea material, aunque sea caduco. Es bueno acostumbrarse  a estar bien y a ser pseudo-feliz, aunque sea a temporadas, porque es una manera de romper el sufrimiento que la sociedad nos inculca a cada instante.

miércoles, 5 de marzo de 2014

Crítica, atención y carácter


Una amiga escribió en su muro de una red social: "Aún no entiendo a toda la gente que juzga sin saber la verdad, y aún así se atreven a hablar y hablar. Digo yo, si tanto quieren hablar, ¿Por qué no averiguan la verdad?, y después de eso, hablen lo que quieran. Y a los que les escuchan y les creen, aún peor. Les diría a toda esa gente que no sabe ni puede ser feliz, y no quiere ver felices a los demás, que vayan a llevar sus malas energías a otro lado. En mi casa no son bienvenidos, somos una familia unida, fuerte y feliz, nada nos va a derrotar, así que no pierdan el tiempo. Gracias”.
Dice mi amiga que no lo entiende. Es normal, pocos pueden entender que se hable por hablar, y mucho menos que se hable sin conocimiento de causa, solo por el mero hecho de hacer daño. Y también es normal que estos charlatanes tengan auditorio, son personas como ellos, que hoy disfrutan escuchando la crítica, y mañana serán ellos los abanderados de la crítica.
Criticar es propio de personas que viven en la periferia de la conciencia, propio de personas que no se asoman a su interior ni por un momento, propio de personas que viven por y para la materia, propio de personas con una vida interior muy pobre.
La crítica es inversamente proporcional al nivel de atención de la persona. A menos atención, más crítica. Atención ¿A qué?, atención a los pensamientos. Los pensamientos, para expresarse, van apareciendo en el cerebro. Estos son como nubecitas de energía que permanecen alojadas en una de las capas que componen nuestra aura, el cuerpo mental, y es desde ahí que llegan al cerebro. El trecho que recorren desde el cuerpo mental al cerebro es como una especie de camino que será mayor cuanto mayor sea la repetición del mismo pensamiento. Todos tenemos los mismos tipos de pensamientos, con los matices característicos de nuestras propias creencias. Por ejemplo: cuando un budista piense en una divinidad lo hará en Buda, un hinduista en Krishna y un cristiano en Jesús, pero la idea de Divinidad es la misma para los tres. De la misma manera que existen pensamientos elevados, los relativos a la Divinidad, a la Unidad, al Servicio, existen pensamientos negativos que son los relativos al miedo, a la envidia, al orgullo, a la ira, etc., etc. Y todos, los elevados y los negativos permanecen en el cuerpo mental de la persona. Dependerá de que pensamientos tienen camino y cuáles no, y como de ancho sea ese camino, para que al cerebro lleguen unos u otros pensamientos.

Mantener la atención en los pensamientos hará que la persona sea consciente de que tipo de pensamiento es el que le llega, y prohíba el paso de los pensamientos negativos. De esta manera se irá estrechando el camino de los pensamientos negativos para que estos aparezcan con menos frecuencia, y empezará a ensancharse el camino de los pensamientos elevados, y sean este tipo de pensamientos los habituales en la persona.

Pero, ¿Qué es lo que sucede habitualmente?, pues sucede que las personas al no permanecer atentas a los pensamientos que llegan a su cerebro, los permiten todos, siendo habituales los pensamientos negativos, (miedo, rabia, ira, envidia, orgullo, avaricia, etc.), que cada vez serán más frecuentes y más potentes, siendo esta la causa de tanta infelicidad y por supuesto de la crítica.

Si alguien quiere realmente crecer, evolucionar, vivir hacia su interior para llegar a la Luz, lo primero que ha de hacer es prestar atención a sus pensamientos, y cuando sea consciente de un pensamiento inútil o negativo, no debe regodearse con ese pensamiento, dándole vueltas y más vueltas, que es lo mismo que alimentarle, que darle energía, lo que debe hacer es permitir que se vaya, y para hacerlo, la única manera que existe para que desaparezca el pensamiento es llevar la atención a otro sitio, por ejemplo a la respiración, así el pensamiento no tendrá energía que le alimente, y volverá a su origen, el cuerpo mental.

Así, cuando el pensamiento desaparezca, no existirá la palabra, no existirá la crítica, ni de palabra, ni de pensamiento.

Dejar que se vaya el pensamiento, llevando la atención a la respiración, es abrir la puerta que comunica directamente con nuestro interior, es abrir la puerta que comunica directamente con Dios.
La crítica también es inversamente proporcional a la madurez de carácter. Pero antes, es bueno saber que es realmente el carácter.
El carácter de una persona lo constituyen las peculiaridades, cualidades y defectos que la distinguen de los demás.

Como la constitución de todos nosotros, los seres humanos, es igual para todas las personas, sería natural esperar que las personas fueran parecidas en todo, o en casi todo.

Pero esto no es cierto. Vemos por todas partes grandes diferencias de carácter entre las personas, diferencias en disposición, temperamento, conceptos de vida, en dones, talentos, aptitudes naturales, etc.

Y aunque la educación y el medioambiente influyen en el carácter, Esas cualidades aparentes ya se muestran antes de que la educación o el medioambiente puedan haber tenido cualquier influencia, porque ya están dentro de la persona y empiezan a desarrollarse antes de los implantes externos.

Podemos verlo claramente entre hermanos, uno de ellos puede tener una disposición alegre y feliz; otro, una más seria, o quizá una malhumorada; uno de ellos puede ser pulcro y ordenado, mientras otro es descuidado; uno de ellos puede ser generoso; y otro, egoísta; uno de ellos puede ser temerario e informal, mientras otro es cauteloso y digno de confianza.

Esto es así, porque una parte de nuestro carácter ya viene impregnado desde vidas anteriores. Después del nacimiento se sigue construyendo, o debilitando el carácter, al repetir pensamientos, al repetir emociones y sentimientos, y por los hechos que resultan de ellos.

Si pensamos en algo muy a menudo y durante suficiente tiempo, ese pensamiento, como decía anteriormente, tendrá tanta fuerza como la palabra o la acción. Si repetimos un hecho  frecuentemente se convertirá en un hábito.

Es también nuestro carácter lo que determina lo que nuestra manera de pensar hará cuando nuestros pensamientos no están dirigidos por nuestra voluntad. Somos entonces como una pluma movida por el viento, dispuestos, entre otras cosas, a la crítica, de una manera feroz.

Como el carácter de una persona está profundamente arraigado y no cambia de un día para otro, no podemos cambiarlo como lo hacemos con nuestra disposición de ánimo, pero si podemos cambiarlo y remodelarlo con el mismo método que utilizamos al construirlo. Es decir, repetir buenos pensamientos, buenas palabras, buenas acciones. Si un edificio no es lo que debería de ser, y queremos remodelarlo o reconstruirlo, eso sólo puede lograrse al reemplazar partes defectuosas por unas nuevas y mejor diseñadas, y esto debe hacerse poco a poco.

No puede lograrse con un impulso sencillo, sino mediante un proceso lento y laborioso. Esta es la razón por la cual deberíamos ser muy cuidadosos con nuestra manera de pensar y con nuestros hechos cuando ocurren por primera vez.

No existen atajos para remodelar el carácter. Se requiere un esfuerzo que debe ser constantemente renovado y continuado, con voluntad, a lo largo del año, mes a mes, día a día.

Está claro, por lo tanto, que alguien que crítica está lejos de tener una madurez de carácter, madurez que no se gana con los años por el mero hecho de envejecer, al contrario, con los años, si no se trabaja el carácter, en vez de madurar y fortalecerse, este se irá debilitando cada vez más, y la persona, ya que estamos tratando la crítica, será más criticona.
Y los criticados, ¿Qué pueden hacer?, pues no pueden hacer nada más que oídos sordos a la crítica, bendecir al que critica, darse la vuelta, marchar y frecuentar poco al crítico.

jueves, 13 de febrero de 2014

El tiempo sin tiempo


El arte de vivir (IV)
            Hubo un tiempo en el tiempo en el que todos los seres humanos vivían en la Luz. Bien podríamos llamar a ese tiempo “el tiempo sin tiempo”, porque nadie tenía miedo a la muerte, sabían que no existía, sabían que eran eternos, sabrán que eran inmortales, no había por tanto lugar para el miedo al dolor, ni para el miedo a la enfermedad. No existía la mentira, ni el egoísmo, ni la manipulación de un ser por parte de otro, no había esclavitud, ni hambre, ni sufrimiento. Todo era paz, todo era amor, todo era alegría. Existía una total conexión entre todos los seres humanos, por lo que el bien de uno era el bien del otro, era el bien común.
            Sin embargo, con el paso del tiempo comenzaron a hacerse presentes los egos individuales, comenzó la separación, comenzó el dolor, comenzó el sufrimiento y con todo eso, comenzó el miedo, desconectándose cada ser, poco a poco, y cada vez más, de la Luz. Ayudando a todo esto que los ignorantes, los mafiosos, los inútiles, comenzaron a ocupar cada vez más altos cargos políticos, sociales y religiosos, hasta coparlos todos, manipulándolo todo, sirviéndose de la televisión para adormecer a las conciencias, con deportes, programas de entretenimiento basura, insensibilizando a la sociedad con las noticias diarias de guerras, desastres, enfermedades, caos y muertes, generando en las poblaciones deseos inalcanzables con los programas sobre las vidas de los ricos y famosos, utilizando a las religiones para cercenar el crecimiento moral, ético y espiritual, con sus discursos sobre el pecado, el castigo y el subsiguiente miedo.

            ¡Basta ya!, tenemos que hacer que el caos y la confusión dejen de impregnar el mundo. ¡Basta ya!, tenemos que acabar con la dictadura de dolor y de maldad que prevalece sobre el ser humano. ¡Basta ya!, tenemos que acabar con el miedo que paraliza a la mayoría de la gente, acabar con el egoísmo, acabar con el separatismo. ¡Basta ya!, tenemos que volver a imponer el respeto por la vida, el respeto por el planeta, el respeto por el ser humano. ¡Basta ya!, tenemos que acabar con el consumismo y el materialismo. ¡Basta ya!, de iconos de moda que sólo son muñecos de paja. ¡Basta ya!, tenemos que hacer que prevalezca el lado positivo. ¡Basta ya!, de gobernantes inútiles
            Tenemos que volver a ser libres, que no se tache de loco al que quiere salirse del sistema, de este sistema materialista, enfermo y caduco que nos mantiene separados de Dios.

            Es momento de elegir, a los que tenemos la posibilidad de votar por nuestros gobernantes, a los íntegros, a los sabios, a los que aun mantienen cierta conexión con la Luz, a los que sin abandonar el progreso material nos guíen en el progreso espiritual, en el progreso ético, en el progreso moral. Es momento de dejar a un lado la soledad. Es momento de comenzar a caminar hacia Dios.
            Que nuestros primeros pasos sean ver a los demás como si fuéramos nosotros mismos, no desear para nadie lo que no queremos para nosotros, evitando la crítica mental, eliminando las palabras ofensivas, sirviendo y ayudando a todos. Y sobre todo empezando a educar a nuestros pequeños, son nuestros dirigentes del futuro, enseñándoles con nuestro ejemplo, desterrar el miedo de la enseñanza, enseñarles en el Amor, hacia el prójimo, hacia sí mismos, hacia Dios.

            Es posible que haya seres irrecuperables, soy consciente de eso, pero que al menos, ellos también vean nuestras acciones de Amor, al menos algo irán aprendiendo, aunque sea para próximas vidas. Que no nos haga desfallecer su posible rechazo, que seguro va a existir. Son ellos los que necesitan más ayuda, recordar las parábolas de Jesús: “el hijo pródigo”, o “la oveja perdida”.
            La recuperación de la Luz está en manos de los que creemos que existe, de los que creemos que se puede volver a Ella. Recuerda que el cambio de una persona puede afectar al mundo, al menos va a afectar al propio entorno, y así, poco a poco, podemos conseguir reencontrarnos con Dios, utilizando menos generaciones de las que los manipuladores han necesitado para separarnos de Él.

sábado, 8 de febrero de 2014

Volver al Origen


  El arte de vivir (III)
              Es mucho lo que la humanidad ha sufrido por la pérdida del contacto directo con el Origen, por la pérdida del contacto directo con Dios.
            Civilizaciones desaparecidas hace miles de años tenían ese contacto, pero por causas desconocidas para la humanidad actual, de la noche a la mañana se perdieron sus enseñanzas, su sabiduría y su manera de vivir con su destrucción.
            A lo largo de la historia de la humanidad ha habido Grandes Seres, (Buda, Zaratustra, Jesús, Mahoma, Abraham), que de manera independiente mantuvieron ese contacto Divino, es decir, vivían permanentemente en un estado de conciencia expandida.
            Sin embargo la enseñanza de esos Grandes Hombres no fue del todo entendida, e incluso, en la mayoría de los casos, su enseñanza fue malinterpretada y tergiversada por los que se proclamaron y se siguen proclamando, como sus sucesores, por lo que su mensaje, que no era otro que el despertar de las conciencias, no llegó al corazón de las gentes, quedando en la superficie de las conciencias, casi como una anécdota más, o como una fecha en el calendario, que podemos rememorar y celebrar cada año, habiéndose convertido en un vodevil consumista.
            En la actualidad existen también seres independientes, escritores, investigadores de antiguas civilizaciones, expertos en filosofía oriental, expertos en religiones, maestros de yoga, guías de meditación, entre otros, que también lo intentan, pero la sociedad actual los engulle dentro de su acervado capitalismo, para convertirlo, más o menos disfrazado en un nuevo negocio, “el negocio espiritual”.
            La teoría para volver a conectarnos con el Origen, para volver a conectarnos con Dios, es sencilla, e incluso la práctica para conseguirlo, no parece excesivamente difícil. SOLO ES CUESTIÓN DE CREENCIA, solo es cuestión de creer que todo es Dios, y de manera inmediata, nos veremos imbuidos por la Energía Divina.
            Sentir el canto de Dios en el trinar de los pájaros, sentir el Soplo Divino cuando las rachas de viento golpean en la cara, creer que nos sentimos en el Útero Divino cuando entramos en la inmensidad del océano, sentir los Latidos de Dios cuando nuestro corazón se acelera se la cima de una montaña, ver la Mano Creadora de Dios en la apabullante hermosura de la Naturaleza, comprender la perfección de Dios en el Orden del Universo, son sólo algunas de las maneras para impregnarnos, poco a poco, en la Energía Creadora.
            Nuestra esencia tiene el mismo origen que el Poder Creador de las montañas, de los océanos, de la naturaleza. La vida, en todas y cada una de sus múltiples formas, procede de Dios.
            La vida no es un accidente fortuito y aislado para cada ser. La vida no comienza con la concepción de un cuerpo, ni finaliza con la destrucción de este. La vida es una experiencia continua de una forma de energía, que denominamos conciencia. La conciencia no es más que el conocimiento que cada tiene de lo que es. Sin embargo, la conciencia puede encontrarse en diferentes estados, desde el aletargamiento más absoluto, en el que el ser humano se cree que es un ser independiente, separado de todo, en el que tiene que defender su espacio, hasta la expansión total, en el que el ser vive y actúa, desde el conocimiento de su conexión con todo lo creado, desde su conexión con Dios. En uno y otro estado, podemos encontrar un sinfín de variantes que determinan el acercamiento o la lejanía que cada ser tiene con el Origen.
            Existen organizaciones desconocidas para el mundo, independientes de los gobiernos del mundo, independientes de países y religiones, que son los que realmente mueven los hilos de las conciencias, son los que realmente mueven los hilos de la sociedad, manteniendo a esta bajo un régimen dictatorial, bajo el régimen del miedo, que es el extremo más alejado del Creador, es el opuesto a la Verdad, es el opuesto al Amor, que es la esencia de cualquier forma de creación. Pero como lo único que persiguen es mantener subyugada a la sociedad, no hay mejor método para la subyugación que el miedo, y a su través van moviendo a las masas hacia el lugar que les interesa para conseguir sus objetivos, que no son otros que la dominación de la sociedad para llenar sus bolsillos, como si fueran “materia eterna”, ya que sus mentes es posible que sean privilegiadas, pero sus conciencias se encuentran en la oscuridad más absoluta.
            Estas organizaciones en la sombra, envuelven el miedo en papel de regalo, y con eso que parece un regalo pueden conseguir de la sociedad cualquier cosa, porque esta no piensa, porque la sociedad vive aletargada, y es muy fácil dirigir al durmiente. Con el mismo papel de regalo envuelven a la sociedad, diciéndoles lo que está bien y lo que está mal, y que para conseguir el bien deben seguir sus directrices, y el pueblo las sigue, llegando a comer arena del desierto, si eso es lo que les venden.
            En su pseudoventa, explican que ha de hacer la sociedad para conseguir la felicidad, que es lo que todo ser humano busca desesperadamente, y eso que enseñan es justamente lo contrario de lo que se debería hacer para ser feliz, pero la sociedad dormida, será capaz de ir al desierto para beber la arena que les venden, sin llegar, tan siquiera, a dudar de si es correcto o va en contra de sus propios intereses.
            La espiritualidad se ha mercantilizado, y la espiritualidad, que no es más que ser conscientes, no es un asunto de mercadeo. Es un asunto de creencia.
            Y la creencia tiene un primer peaje: Para unirse al Origen, primero ha de conocerse cuál es ese Origen. Difícilmente se puede ir del punto A, al punto B, si el punto B no se conoce. Primero ha de conocerse, después creer que es posible llegar, integrarlo, es decir aprender el camino para comenzar el viaje.
            El avance, es entonces seguro, caminando bajo la premisa de actuar sobre  lo que ya somos. Somos hijos de Dios, y cada paso que demos en ese convencimiento, es un paso seguro. ¿Cómo caminan los hijos de Dios?, caminan amando, respetando, sirviendo, viéndose a sí mismos, a cada paso, reflejados en el otro. Casi toda la ayuda que nos venden, incluso gentes de buena voluntad, ayuda, pero no es imprescindible, y si tan siquiera necesario, porque el croquis del camino ya está integrado en nosotros, no necesitamos comprarlo. Porque el hábito no hace al monje, al monje le hacen sus acciones.
            ¡Por sus acciones les conoceréis!, dijo Jesús. No es necesario vestirse de blanco, ni de amarillo, ni de morado.  No es necesario asistir a las mejores escuelas de yoga, ni a los oficios religiosos, no es necesario aislarse en una gruta, ni asistir a cursos y conferencias. El movimiento, como decía Zenón de Elea, se demuestra caminando.
            Cree, ama y actúa desde el Amor. Todo lo demás llegará por añadidura.          

lunes, 3 de febrero de 2014

Esperar..... esperar


La única espera importante
es la cita que tenemos con nosotros mismos
desde el momento de nuestro nacimiento.
Hari Krishan. 
Quien no tiene que esperar, de nada debe desesperarse.
Séneca
¿Por qué aguardas con impaciencia las cosas?
Si son inútiles para tu vida, inútil es también aguardarlas.
Si son necesarias, ellas vendrán y vendrán a tiempo.
Amado Nervo.
Esperar……. Esperar……. ¿Quiénes de los que estáis leyendo esto no estáis en este momento esperando algo?: ¿La pareja ideal?, ¿Separarte de tu pareja?, ¿El viaje de vacaciones?, ¿Qué llegue el verano, o el invierno?, ¿Qué te toque la lotería?, ¿La contestación a la petición de trabajo?, ¿Alcanzar la iluminación en tu próxima meditación?, ¿Esperando un hijo?, ¿Qué llegue el fin de semana?, ¿Qué llegue la noche para cenar?, ¿Esperando la cita con tu medico?, etc., etc., etc. Todos estamos esperando algo, y casi todos estamos esperando de manera permanente.
            Y ¿Cuánto tiempo de tu vida has pasado sin esperar nada?, no mucho ¿Verdad?
            Existen esperas de todos los tipos, materiales, emocionales y espirituales. Da igual el tipo de espera, porque la espera genera sentimientos de todo tipo: Miedo, estrés, angustia, alegría, ansiedad, dudas, emoción, y un sinfín de sentimientos más, que, normalmente, salvo contadas ocasiones, nos afectan negativamente.
            Y ¿Qué hacer?, porque ya sabemos que para no esperar, hay que eliminar los deseos, pero entiendo que es muy difícil, o por lo menos es muy difícil eliminarlos todos. ¿Qué hacemos entonces? 
            Podemos intentar dos cosas: Por un lado lo conocido, ¡Paciencia!, porque la paciencia nos puede dar la fuerza para soportar cualquier espera, cualquier contratiempo, cualquier contrariedad.
Y por otro lado, analizar serenamente aquello que se espera: ¿Para qué es necesario?, si hasta este momento he vivido sin “eso”, podré seguir viviendo igual. Este pensamiento nos sirve para la generalidad de un deseo material, pero existen esperas más conflictivas, como ejemplo, puede servirnos un problema de salud: Ante esperas de este tipo, nos queda la “aceptación”. Si somos creyentes, nos puede servir el pensamiento: “Es la voluntad de Dos”. Si no lo somos, o en cualquier otra situación: ¿Para qué sufrir si no está en mis manos la solución? ¡Será lo que tenga que ser!, ya que cualquier sentimiento negativo aun afectará más negativamente a la salud.
De cualquier forma hemos de pensar que “todo está bien”, “que siempre es lo que tiene que ser”. Y para llegar a integrar esa creencia en nosotros, hemos de realizar un viaje a nuestro interior. De hecho, la única espera importante es la cita que tenemos con nosotros mismos desde el momento de nuestro nacimiento. Todas las esperas sólo son producto de la insatisfacción producida por el desencuentro con nosotros mismos.
Medita para encontrarte y dejarás de esperar.

domingo, 2 de febrero de 2014

Hablemos de Dios


El arte de vivir (III)
Oración es cuando usted le habla a Dios;
meditación es cuando usted escucha a Dios.
Diana Robinson 

Los caminos de Señor son inescrutables. Pretendía escribir sobre Dios, pero creo que Dios decidió hoy el tema, y me hizo llegar de manera inopinada hasta estos dos cuentos que vienen a continuación, que por supuesto no son míos, pero tampoco se de quien son. Que me perdonen los autores. 

 En cierta ocasión una profesora, al explicar el origen de las especies, preguntó: “¿De dónde procede el hombre?”. Y un niño respondió: “El hombre ha sido creado por Dios”. A lo que la profesora respondió: “Eso lo dice la fe, pero no la ciencia, porque la ciencia nos dice que Dios no existe. Te lo voy a demostrar con un experimento. A ver, Tommy, ¿Ves ese árbol de ahí fuera?”. Respondió el niño: “Sí”. “Y el césped, ¿Lo ves?”. “Sí”, contestó el niño. “Ahora sal fuera y mira al cielo, ¿Lo puedes ver?”. Tommy respondió: “Sí, lo puedo ver”. “¿Ves a Dios?”, preguntó la profesora. “No”, dijo el niño. “No podemos ver a Dios, porque no existe”, concluyó la profesora.
Entonces otra niña de clase preguntó a su compañero: “Tommy, ¿Ves ese árbol de ahí fuera?”. “Sí”, respondió otra vez el niño. “Y ¿Ves el césped”. “Síiiiiiiiiiiiii...”, respondió cansado de todas esas preguntas. “¿Puedes ver a la maestra?”. “Sí”. “Y ¿Ves su cerebro?”. “No”, respondió Tommy. “Entonces la maestra no tiene cerebro”, concluyó la niña.
ENTREVISTA A DIOS
Soñaba que estaba haciendo una entrevista a Dios.
-          ¿Así que quieres entrevistarme?
-          Bueno, le contesté, si tienes tiempo...
Se sonríe y dice:
-          Mi tiempo se llama Eternidad y alcanza para todo; ¿Qué preguntas quieres hacerme?
-          ¿Qué es lo que más te sorprende de los hombres?
o   Que se aburren de ser niños, apurados por crecer, y luego suspiran por regresar a ser niños.
o   Que primero pierden la salud para tener dinero y después pierden el dinero para recuperar la salud.
o   Que por pensar ansiosamente en el futuro, descuidan su hora actual, con lo que no viven el presente ni el futuro.
o   Que viven como si no fueran a morirse, y se mueren como si no hubieran vivido.
Sus manos toman fuertemente las mías y seguimos en silencio.
Después de un largo tiempo, le dije:
-          ¿Me dejas hacerte otra pregunta?
No me respondió con palabras, sino sólo con la ternura de su mirada.
-          Como Padre, ¿Qué es lo que le pedirías a tus hijos?
o   Que aprendan que no pueden hacer que alguien los ame. Lo que sí pueden hacer es dejarse amar.
o   Que aprendan que lleva años construir una confianza y sólo segundos destruirla.
o   Que aprendan que no es bueno compararse con los demás.
o   Que el rico no es el que más tiene, sino el que menos necesita.
o   Que aprendan que deben controlar sus actitudes, o sus actitudes los controlarán.
o   Que bastan unos pocos segundos para construir heridas profundas en las personas que amamos, y que pueden tardar muchos años en ser sanadas.
o   Que aprendan que perdonar se aprende practicando.
o   Que hay gente que los quiere mucho, pero que simplemente no sabe cómo demostrarlo.
o   Que los amigos de verdad son tan escasos, que quien ha encontrado uno, ha encontrado un verdadero tesoro.
o   Que no siempre es suficiente ser perdonado por otros; algunas veces deben perdonarse a sí mismos.
o   Que aprendan que son dueños de lo que callan y esclavos de lo que dicen.
Que de lo que siembran, cosechan. Si siembran chismes, cosecharán intrigas; si siembran amor, cosecharán felicidad.
o   Que aprendan que la distancia más lejos que pueden estar de Mí es la distancia de una simple oración..., y que sepan que estoy con ellos siempre.
Y así, en un encuentro profundo, continuamos en silencio.

sábado, 1 de febrero de 2014

La paja en el ojo ajeno


En una mano lleva la piedra, y con la otra muestra el pan.

Tú, hipócrita, saca primero la viga de tu propio ojo,
 y entonces verás mejor para sacar la mota del ojo de tu hermano.
Mateo 7:1  

            Los seres humanos tenemos una habilidad especial que no suele ser mencionada en ningún tratado de fisiología: Es una especie de “visión a ciegas”. Somos capaces de ver una motita en el ojo de nuestro hermano con una visión completamente obstaculizada por una viga de enormes dimensiones en nuestro propio ojo.
            Y con esa visión especial, encontrar una aguja en un pajar no suele ser ningún problema, siempre y cuando la aguja sea un defecto y la paja un buen número de virtudes. Somos capaces de reconocer un defecto entre mil virtudes, y además ser ciegos para las virtudes, haciendo una auténtica disección del defecto, analizando las causas, y después de haber masacrado con la palabra al portador del defecto, le podemos ofrecer, con la mejor de nuestra falsa sonrisa los remedios para curar su mal.
            Más que seres humanos tendríamos que llamarnos seres hipócritas, porque somos capaces de fingir creencias, sentimientos, cualidades, opiniones y virtudes que no tenemos, y hablar de ellas como si fuéramos expertos, cuando ni tan siquiera las practicamos. Somos capaces de cambiar una cara que juzga con dureza a una dulce sonrisa en un instante, solo por el mero hecho de ver aparecer “nuestro reo”. Somos capaces de enseñar un pan con una mano, mientras arrojamos piedras con la otra.
Criticando a los demás, lo único que hacemos es esconder nuestros auténticos sentimientos, nuestras verdaderas limitaciones, simular virtudes que no tenemos, y ocultar  defectos reconocidos por nosotros mismos.
¿No sería mejor sacar primero la viga de nuestro ojo, para ver con mayor claridad la paja en ojo ajeno?, ¿Qué pasaría si nos dedicáramos a alabar las virtudes de los que nos rodean, en lugar de resaltar los defectos?, ¿Qué pasaría si primero limpiáramos nuestra casa, antes de criticar la suciedad en casa de los otros?
Para limpiar primero tu casa, te propongo un juego. Diles a tu familia y a tus amigos que te escriban en un papel, aquello que menos les agrada de ti, (por supuesto ruégales que sean honestos). Recíbelo sin juicios, sin críticas y sin justificaciones. Analízalo, y comienza a trabajar para cambiarlo, porque si eso es lo que opinan de ti, eso lo que eres, con independencia de lo que tú opines sobre ti mismo.
El vídeo d’avui està dedicat, amt tot el meu cor als sabadellencs.